Afganistán: más del 40% de los medios ha cerrado desde la llegada al poder de los talibanes
Más del 40% de los medios ha cerrado en Afganistán desde la llegada de los talibanes, y más del 80% de las profesionales de los medios ha perdido su empleo, según un estudio de Reporteros Sin Fronteras (RSF) y la Asociación de Periodistas Independientes de Afganistán (AIJA).
El cierre o el descenso de actividad de los medios han tenido un importante impacto en el empleo del conjunto de profesionales de la información: de las 10.790 personas que trabajaban en las redacciones afganas (8.290 hombres y 2.490 mujeres) a principios de agosto, tan solo 4.360 seguían en activo en el momento de realizar el estudio (3.950 hombres y 410 mujeres), es decir, 4 de cada 10 periodistas. En proporción, las mujeres se han visto claramente más afectadas: más de 4 de cada cinco (el 84%) ha perdido su empleo desde la llegada de los talibanes, mientras que esto solo sucede con uno de cada dos hombres (el 52%).
Según la nota enviada por RSF, seis provincias han asistido a la pérdida de empleo de tres cuartas partes de sus periodistas. Pero, en 15 de las 34 provincias del país ya no hay ni una sola mujer en activo. Sobre las 1.190 periodistas y trabajadoras de medios censadas a principios de agosto en la capital, solo 320 siguen actualmente en activo, lo que supone un descenso del 73%.
Las presiones del nuevo poder
En la capital, como en el resto del país, las condiciones para ejercer el periodismo se han complicado especialmente desde la llegada de los talibanes. Los medios deben adherirse a las “once reglas del periodismo” promulgadas por el Ministerio de Información y Cultura y a la interpretación que hacen los talibanes del precepto islámico de ordenar el bien y prohibir el mal. Este peligroso texto abre las puertas a la censura y la persecución. De hecho, los periodistas han perdido su independencia: obligados a informar a los responsable del departamento del Ministerio de Información y Cultura sobre los temas que quieren cubrir, no solo tienen que obtener una autorización previa para poder trabajar, sino que han de someter el resultado de su reportaje a “verificación” para poder difundirlo.En ciertas provincias, la obligación de reemplazar los informativos por música y por programas de carácter exclusivamente religioso ha forzado a varias emisoras locales de radio a dejar de emitir. “Es urgente detener la espiral que está llevando a la desaparición inevitable de los medios afganos y hacer del respeto a la libertad de prensa una prioridad”, afirma el responsable de Irán-Afganistán de RSF, Reza Moini. “La seguridad de los profesionales de la información, la suerte de las mujeres periodistas, la ley sobre los medios y el derecho de acceso a la información son cuestiones cruciales que deben ser abordadas por las autoridades, a la mayor brevedad. Sin una prensa libre, capaz de exponer los desmanes de un mal Gobierno, nadie puede pretender luchar contra la hambruna, la pobreza, la corrupción, el narcotráfico y otras plagas que asolan Afganistán y que impiden la instauración de una paz duradera en el país”, añade.
Las consecuencias económicas
Conforme a la nota de RSF, más allá de la represión, los propietarios de los medios encaran nuevas dificultades económicas. Una buena parte funcionaba con ayudas nacionales e internacionales, que se han interrumpido tras la llegada de los talibanes. Los medios también están sufriendo por el descenso de los ingresos publicitarios.
Desde el mes de agosto, centenares de periodistas han dejado el país por miedo a las represalias o por la imposibilidad de continuar ejerciendo su profesión.“Más allá de las cifras, el cierre de más de la mitad de los medios del país y la pérdida de más de 6.000 empleos es una catástrofe para la libertad de prensa”, se lamenta el director ejecutivo de la Asociación de Periodistas Independientes de Afganistán (AIJA, Afghan Independent Journalists Association), Hojatollah Mujadadi. “Si las instituciones internacionales no ayudan a los periodistas y a los medios en Afganistán, y si el Gobierno no toma medidas urgentes, la mitad restante de los medios y periodistas que aún trabaja en condiciones realmente difíciles va a correr la misma suerte”, advierte.
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