Fundada en 1895

Víctor Olmos, historiador de la APM: “Anson fue el auténtico salvador de la Asociación”

23/08/2011

08:24

Escrito por: Sergio J. Valera

Víctor Olmos. Foto: Pablo Vázquez/APM

Víctor Olmos (Madrid, 1935) es el autor de “La Casa de los Periodistas. Asociación de la Prensa de Madrid 1979-2010”, tercer volumen de la historia de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM). Periodista jubilado con casi 50 años de actividad profesional y una amplia historia informativa sobre sus espaldas, pasó por las redacciones de “ABC” y la Agencia Efe –donde fue director del Servicio Internacional, delegado en Washington y adjunto al director de Información–. Asimismo, trabajó en la delegación en España de la agencia británica de noticias Reuters y en la edición española de la revista norteamericana “Reader's Digest”, de la que fue director durante muchos años. Además, es autor de “Historia de la Agencia Efe" (1997), “Historia del ‘ABC’” (2002), “Un día en la vida de ‘El Mundo’” (2004), “La Casa de los Periodistas. Asociación de la Prensa de Madrid 1895-1950” (2006) y “La Casa de los Periodistas. Asociación de la Prensa de Madrid 1951-1978” (2008).

Según el historiador de la Asociación de la Prensa de Madrid, Luis María Anson, periodista, académico y expresidente de la APM, solucionó la crisis económica que produjo a finales de los años 70 la construcción de la Ciudad de los Periodistas, por la que “el peligro de que la APM desapareciera fue evidente”. Este es uno de los muchos temas de interés que aborda el tercer y último tomo de la historia de esta Asociación. “González Urbaneja me dio absoluta libertad para investigar y escribir como considerara oportuno”, asegura Olmos en esta entrevista.

-    ¿Qué dificultades ha encontrado en la elaboración de este tercer volumen que no tuviera en los dos primeros?
El hecho de investigar acontecimientos recientes pone un punto de dificultad. Entre otras razones, por eso de que cada uno ve la feria según le va en ella.

-    ¿Qué pautas siguió para investigar el presente y el pasado reciente? Además de historia, ¿en este tercer tomo habrá tenido que hacer periodismo?
La verdad es que escribí los tres tomos de la historia de la APM intentando hacer periodismo, que, en pocas palabras, es simplemente contar una historia de una manera interesante, amena, ilustrativa y, sobre todo, veraz. Espero haberme acercado a mi objetivo, pero los lectores tienen la palabra.

-    ¿Cuáles fueron sus principales fuentes? ¿Se apoyó en antiguos directivos y en el personal de la Casa?
La fuente principal, sin la menor duda, fueron las actas de las reuniones de la Junta Directiva. Creo sinceramente que yo soy el único asociado que se ha leído todas las actas de la directiva, desde 1895 hasta diciembre de 2010, que calculando un promedio de 12-13 al año suman casi 1.500. Y si a estas le sumas las actas de las juntas generales y las que se firmaron antes de la fundación oficial, ni te cuento. Además de las actas, leí infinidad de diarios, revistas y libros; investigué en los archivos de la APM -que, desgraciadamente, no se encontraban tan limpios como se encuentran en la actualidad, gracias a la enorme tarea del archivero Bernardino M. Hernando y su mano derecha, Juan Manuel Bernardo- y otros como el de Enrique de Aguinaga o el del archivero Bernardino M. Hernando, y entrevisté a muchísimos compañeros.

-    Año 1978: dada la crisis de la Ciudad de los Periodistas, usted aseguró en la obra que “¡solo un milagro podría salvar la Asociación!”. ¿Existió verdaderamente la posibilidad de que desapareciese la APM?
Sin la menor duda, tras la crisis económica que produjo la construcción de la Ciudad de los Periodistas -que, por otra parte, hay que reconocer que constituyó un maná del cielo para muchos compañeros que buscaban vivienda-, el peligro de que la APM desapareciera fue evidente. Hay que reconocer que fue el presidente Luis María Anson el que la sacó del hoyo.

-    Además del presidente, Lucio del Álamo, dimitieron de forma masiva los miembros de aquella Junta Directiva. Era necesaria una “candidatura de emergencia”, como la definió Luis Maria Anson. ¿Estábamos ante la crisis asociativa más grande de la historia de la APM, como aseguró más tarde el propio Anson?
Fue absolutamente necesario una candidatura -yo diría, más bien, una presidencia- de emergencia y es perfectamente correcto calificar la situación como la más grave de las sufridas por la APM en toda su historia.

-    En apenas un año, la Junta de Anson recupera parcialmente el Palacio de la Prensa, abona 1.200 millones de pesetas de deudas y de las 305 “hipotecas irregulares” de la Ciudad de los Periodistas, así como otros casi 40 millones de pesetas de partidas atrasadas. ¿Cómo fueron posibles todas esas buenas noticias en tan poco tiempo?
Anson fue el auténtico salvador de la Asociación. Utilizó su influencia dentro y fuera de la Asociación, desplegó una considerable actividad y una enorme habilidad y maniobró adecuadamente. Los vocales de la anterior directiva que pilotaron su llegada a la presidencia –Enrique de Aguinaga, a la cabeza, Álvaro López Alonso, Luis Prados de la Plaza y Andrés Travesí– colaboraron muy eficazmente.

-    Otro de los grandes caballos de batalla de Anson fue su defensa de la titulación universitaria como única vía de entrada a la profesión.  ¿Aquella discusión sobre el ingreso a la profesión se debatía en términos similares a la de ahora?
Nunca se ha aclarado, ni se aclarará nunca, la cuestión de si es necesario y obligatorio disponer de una titulación específica para ejercer la profesión de periodista. Muchos -yo diría que la mayoría, y Anson, sin duda, entre ellos- abogan por su exigencia. Pero otros -tal vez, una minoría, pero una minoría muy cualificada- considera que para ser periodista no es necesaria ninguna titulación. Y así funcionan, y no funcionan mal, los más importantes diarios de los países desarrollados, entre ellos, “El País”, el más importante de España, y “The New York Times”, el más importante del mundo.

-    Tras 56 años de vida, la APM cierra la “Hoja del Lunes” en 1986. ¿A qué se debió esta desaparición?
La desaparición de las "Hojas del Lunes" fue la consecuencia directa de que los diarios -que tenían prohibido salir a la venta los lunes desde 1930 para respetar el descanso dominical de los periodistas- decidieran saltarse a la torera dicha norma, a comienzos de los años 80 del siglo pasado.

-    En los tres tomos ha ido dando detalles sobre las relaciones con la APM de ilustres personajes. Cuéntenos cómo fue la de Camilo José Cela.
Camilo José Cela y la Asociación mantuvieron una historia de amor-rechazo-amor. Cela, que era asociado desde 1945, fue dado de baja en 1952, porque sus ingresos como colaborador habían descendido por debajo del sueldo mínimo de redactor y porque no cotizaba a la Mutualidad de Periodistas. El presidente Lucio del Álamo no estaba muy contento con aquella decisión y le nombró en 1975, a modo de satisfacción, socio de honor. Y Anson, en 1979, le entregó, en una ceremonia de amistad y de olvidémonos de lo pasado, un diploma que acreditaba dicho nombramiento.

-    La llegada de Luis Apostua a la presidencia de la APM se vio como una apertura izquierdista. ¿Qué significó el ingreso como socio de Santiago Carrillo y la creación del premio Javier Bueno?
Efectivamente, el presidente Luis Apostua –que, por otra parte, era representante del ala católica de los periodistas– dio un giro a la izquierda en plena era democrática, aceptando como socio al dirigente comunista Santiago Carrillo y, sobre todo, creando el premio Javier Bueno, en memoria del presidente de la Agrupación durante la Guerra Civil, que fue, al finalizar esta, ejecutado tras un juicio sumarísimo sin las debidas garantías.

-    Los fantasmas de la corrupción que sobrevolaron la Asociación con Lucio del Álamo volvieron en esta etapa. ¿Hubo irregularidades económicas?
Desgraciadamente, la etapa presidencial de Luis Apostua finalizó en medio de graves acusaciones de irregularidades económicas; entre ellas, su sueldo como director del Centro de Prensa, que él había creado, y sus gastos de representación. A esta comprometida situación hay que agregar la salud de Apostua, muy delicada, lo que le llevó a presentar la dimisión.

-    Solo seis meses aguantó en el cargo de presidente Juan Roldán antes de dimitir. ¿A qué se debió?
Juan Roldán fue un presidente efímero, cuya presidencia apenas duró seis o siete meses. Roldán era, sin duda, un gran periodista, con experiencia internacional. Sus deseos de actualizar, demasiado rápidamente, una agrupación centenaria fueron los que propiciaron que su proyecto naufragara al poco de lanzarse a la mar.

-    En medio de las celebraciones del centenario de la APM, a Jesús de la Serna no le quedó otra que trabajar en pro de recuperar el prestigio de la Asociación y aclarar sus cuentas. ¿Lo consiguió? ¿Qué medidas adoptó?

El presidente Jesús de la Serna se encontró con una APM en serias dificultades económicas, y su tarea principal fue estabilizar la agrupación económicamente, cosa que consiguió. Durante la presidencia de De la Serna, se consiguió uno de los más importantes logros del Servicio Médico de la Asociación, la columna vertebral de los servicios asistenciales de la entidad: la firma del acuerdo para convertir la Clínica de la Concepción en el hospital de referencia de la APM.

-    Los primeros grandes pasos hacia la modernización de la institución los quiso dar la Junta de Alejandro Fernández Pombo. ¿En qué consistieron?
El presidente Alejandro Fernández Pombo creó el Programa Primer Empleo, que sirve, en unos momentos de grave crisis económica en el mundo de la prensa, para facilitar trabajo a jóvenes recién licenciados.

-    En las últimas elecciones que se han llevado a cabo en esta Asociación, casi nadie  daba como favorito a Fernando González Urbaneja frente a Francisco Giménez-Alemán.
Efectivamente, en las últimas elecciones que se llevaron a cabo en la APM, en 2003, la mayoría de las encuestas daban ganador al contrincante que perdió. Para todos, menos para el ganador, fue una sorpresa la victoria de Fernando González Urbaneja, pero este ya se la había anticipado a los miembros de su propia candidatura. Urbaneja hizo pleno al 15 y no solo acertó en el porcentaje de votos que le daría la victoria (60% a su favor), sino en el hecho de que su candidatura saldría elegida en su totalidad, cosa que no es muy común en unas elecciones en las que los socios pueden votar libremente a candidatos de varias candidaturas.

-    Las juntas directivas de González Urbaneja prometieron luchar por proteger la deontología de la profesión y el Servicio Médico de la APM, que ha pasado por graves problemas de índole económica, y modernizar al mismo tiempo cada uno de los departamentos y servicios de la Casa. ¿En qué medida lo han conseguido?
Los objetivos principales de la directiva presidida por Urbaneja estuvieron relacionados con la profesión. En esta etapa se aprobó un Estatuto del Periodista, se creó un Consejo Deontológico, se fundó una revista de pensamiento –“Cuadernos de Periodistas”–, se abrió una página web, se creó un laboratorio periodístico para analizar los problemas que afectan a los periodistas, se firmaron importantes acuerdos médicos con el Gobierno de la Comunidad Autónoma de Madrid...

- Refiriéndose a esta última etapa, habla de una progresión del censo de socios “sin parangón” en los 116 años de vida de la APM. ¿Cuáles son los motivos de este crecimiento?
Sí, se incrementó el censo de la Asociación, que hoy supera los 7.500 asociados y que, ¡por primera vez en la historia de una Asociación de más 115 años de historia, más de la mitad son mujeres! Es evidente que todos estos logros [anteriormente enumerados] ayudaron enormemente al incremento de asociados.

-    Usted dice en el libro que “hay que reconocer públicamente que González Urbaneja ha sido personalmente el garante de independencia de esta obra”.
González Urbaneja es, sin la menor duda, el padre de la historia de la APM que acabamos de finalizar, tras más de seis años de trabajo. Y es el padre porque me apoyó desde el momento, en diciembre de 2004, en que me la encargaron, porque me dio absoluta libertad para investigar y escribir como yo considerara oportuno, porque jamás me dio ninguna consigna ni me hizo ninguna observación para que corrigiera o modificara nada… y porque, además de su apoyo, me dio su amistad. Se puede decir que si la Asociación dispone hoy de una historia escrita -algo que intentaron muchos presidentes y ninguno consiguió- es gracias a Urbaneja.

-    ¿Cuáles han sido para usted los principales hitos y los presidentes más importantes de la historia de la APM?
Los hitos de la Asociación -a mi modo de ver, y a riesgo de olvidarme de alguno- fueron, aparte de su fundación (mayo de 1895), el Servicio Médico (octubre de 1895), las Corridas de la Prensa (junio de 1900), la inauguración del Palacio de la Prensa (abril de 1930), la publicación de la “Hoja del Lunes” (noviembre de 1930), el Montepío de Periodistas (diciembre de 1933), la creación de los premios periodísticos de la APM (1940), la construcción de la Ciudad de los Periodistas (1971), su contribución a la Ley de Prensa de 1966… A partir de 1979, los hitos ya están reflejados en las anteriores respuestas. Todos los presidentes han aportado algo y muchos, algo sustancioso, pero si tengo que elegir entre ellos, para mí el posiblemente más importante fue el segundo, José Francos Rodríguez, que, además de director del diario “El Heraldo de Madrid”, fue alcalde de la capital, miembro de la Real Academia y ministro de Instrucción Pública y de Justicia. Me interesa mucho la figura de Francos Rodríguez, tanto que he propuesto al presidente Urbaneja escribir su historia para la Asociación… y estoy esperando su respuesta.

-    ¿Qué consejo le daría a los siguientes historiadores que retomen su obra en el año 2011?
A otros posibles historiadores que pretendan continuar la historia de la APM solo puedo aconsejarles paciencia y trabajo, o trabajo y paciencia.

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