Jordi Évole, Premio APM Periodista del Año 2013: “Cuanto más cerca estamos del poder, más lejos estamos del ciudadano”
La Asociación de la Prensa de Madrid (APM) ha galardonado a Jordi Évole (Cornellá de Llobregat, 1974) con el Premio APM al mejor periodista del año 2013 por “acercar al ciudadano los grandes temas que en estos tiempos de crisis más preocupan, siempre con un tono humano, coloquial, intentando simplificar los acontecimientos y procesos que vivimos sin ocultar su trascendencia”.
Nos encontramos en el céntrico Hotel de Las Letras de Madrid con el que se podría calificar de periodista del momento, en el que destacan su modestia, su autenticidad y su franqueza a la hora de opinar. Évole es presentador, productor y director del programa “Salvados” -un espacio que es producto del trabajo en equipo, como Évole se encarga siempre de subrayar- y también colabora en “El Periódico de Catalunya”. Gracias a este programa, ha conseguido ser un referente periodístico y el reconocimiento general, sintetizado en tres Premios Ondas, una Antena de Oro, cuatro Iris y el Premio Internacional de Periodismo Manuel Vázquez Montalbán, entre otros galardones.
El 2 de febrero, “Salvados”, que emite laSexta, estrenó su octava temporada ante más de 4 millones de espectadores y una cuota de pantalla del 19,4 %, en una cadena que obtuvo de media un 6 % el año pasado. Apmadrid.es entrevistó a Jordi Évole (@jordievole) para conocer su opinión sobre la situación actual de la profesión periodística.
- ¿Qué supone para usted que la Asociación de la Prensa de Madrid le considere el periodista del año 2013?
El premio es de esos que abruman. Cuando ves la nómina de premiados dices “¿qué hago yo aquí?” Los títulos de “el mejor de…” dan mucho respeto. Estoy convencido de que no he sido el mejor periodista de 2013. Esta profesión está llena de periodistas anónimos que dan el callo cada día en las redacciones y no tienen la suerte de tener una plataforma como la que tengo yo haciendo “Salvados”. Creo que hay un periodismo más anónimo y más discreto que está haciendo un trabajo muchas veces heroico porque las dificultades por las que pasa nuestra profesión son muy importantes.
- En el tuit de agradecimiento por el premio que le otorga la APM se preguntaba: “¿Un catalán recibiendo el premio de los periodistas madrileños?” ¿Cree que somos tan diferentes los periodistas madrileños, los catalanes, los gallegos o los andaluces, por ejemplo?
En absoluto. Fue un comentario que estaba puesto con toda la ironía. Sabía que es de esos tuits que podían generar cierta polémica porque siempre hay quien te lo afea o quien cree que estás intentando separar. Todo lo contrario. Me parece que estas cosas demuestran que tenemos más vínculos de los que a veces nos pensamos. Considero que se ha creado un monstruo “frentista” de una creación política y mediática.
- ¿Cuál es para usted la función del periodismo?
Es intentar ser esa cuerda de transmisión entre lo que pasa en las élites (económicas, políticas y sociales) y el ciudadano, y trasmitirle esa información a la que a veces tenemos acceso y por la que a veces tenemos que luchar. Es una conexión fundamental. Necesitamos una sociedad muy bien informada para que sea una sociedad crítica. Si no tenemos esta sociedad crítica acabaremos conformándonos con la primera versión de los hechos, que no acaba siendo la real.
- ¿Y se está cumpliendo esa función?
A veces sí y otras no. A veces veo algunas élites periodísticas muy cercanas al poder. Creo que cuanto más cerca del poder estamos, más lejos estamos del ciudadano. A veces desde el periodismo nos interesa más el poder que la información. Es algo que tenemos que combatir.
- ¿En qué más se está fallando?
Se está fallando en la inversión que se hace en periodismo. Cada vez cuesta más ir a cubrir a según qué sitios, sobre el terreno, para informar. Me explican periodistas veteranos que antes podían irse un mes a Afganistán para hacer un reportaje para un semanario y ahora eso es un lujo.
- ¿Por qué el periodismo no resulta ya tan creíble para los ciudadanos?
Uno de los motivos es la cercanía con el poder. Otro motivo es el “trincherismo” en el que hemos caído. A veces, el periodista se ha convertido más en el vocero de una ideología que en el representante del ciudadano. El “trincherismo” nos ha hecho mucho daño. El coger un periódico, poner una cadena de radio o de televisión y saber lo que te vas a encontrar no nos beneficia demasiado. A veces, nos olvidamos de cuál es nuestra auténtica función.
El problema es que es muy tentador cuando trabajas en un mismo círculo porque si publicas según qué, te pueden cerrar la puerta y no vas a tener acceso a según qué informaciones. Acabamos estableciendo una relación entre periodistas y políticos y a veces acabamos escribiendo más para nuestro círculo que para el ciudadano.
- Pero ese “trincherismo” ha existido siempre.
Ha existido siempre, pero no sé si las herramientas de presión que tienen algunos sobre la prensa ahora mismo eran antes tan grandes. Tenemos un sector en crisis que necesita ingresos, ingresos que pueden venir de muchos lados: desde el ámbito de las grandes empresas; desde el ámbito económico para colocar su publicidad, y también desde el político, que también puede poner publicidad en los medios con campañas institucionales. Esto no deja de ser una forma de control. Hasta el momento, había habido una resistencia desde el periodismo ante esos controles, pero ahora, ante la debilidad de los medios, esos controles ejercen más su presión que antes.
- Esta falta de independencia afecta a la calidad de la información…
Cuando no ves en ningún titular de prensa qué entidad hay detrás del suicidio producido tras un desahucio… igual es porque esa entidad tiene la sartén por el mango y la manera de ejercer presión, de llamar a quien corresponda para que esa información no aparezca o lo haga en el último párrafo. Creo que esto está pasando, y es porque nosotros tenemos menos fuerza ante la debilidad económica de nuestras empresas.
- Ante esta realidad, ¿qué pueden hacer los periodistas?
Resistir. Plantarse ante según qué presiones y denunciarlas. No podemos levantar la voz cuando ya ha pasado todo. No podemos decir cuando ya nos han cerrado el medio: “Ahora os explicaré cómo me hacían informar”, como hemos visto recientemente. Debemos decirlo en el momento. Sobre todo, los que tenemos que levantar la voz somos los que estamos en una situación de cierto “privilegio”, entre comillas.
- Muchos periodistas no lo harán por miedo a ser despedidos…
Por eso tenemos que ser aquellos que tenemos una situación “de privilegio” en la profesión los que alcemos la voz. Yo no quiero que un redactor de base que está cobrando 800 euros por cubrir tres ruedas de prensa al día levante la bandera de la heroicidad. Entiendo que esa persona se está jugando realmente su contrato y su futuro.
- ¿Cree que el nivel del empleo periodístico volverá a alcanzar los niveles de antes de la crisis?
Creo que nada volverá a ser como antes. Ni en el periodismo ni en nada. Eso es algo que tenemos que asumir. Lo que estamos viendo es una capacidad de reinventarnos bastante importante. Estamos viendo cómo están surgiendo iniciativas periodísticas que hace unos años nos hubiesen parecido una locura, medios que se están autofinanciando, consiguiendo que los lectores paguen por la información y que se conviertan en socios de esos medios. Es un ejemplo que hay que tener muy en cuenta.
- ¿Cree que ahí está el futuro? ¿Tendrán los periodistas que inventarse su propio trabajo?
Parte del futuro está ahí: en convencer al ciudadano, al espectador, al oyente de que tenemos que rascarnos un poco el bolsillo para estar bien informados y libres de presiones. Si tú no te debes a ninguna gran empresa y ningún partido que financie tu medio, vas a ser más libre a la hora de publicar.
- ¿Cree que la información debe pagarse o por el contrario debe ser de acceso libre como preconiza mucha gente?
Igual que antes ibas al quiosco y dabas un euro a cambio de un periódico, si ahora accedes por internet lo que no puede ser es que todo sea gratis. Parece que ese mensaje se ha convertido en algo muy poco popular. Igual no lo hicimos bien desde el principio. Nos pensamos que aquella era una manera de incorporarse a la nueva era, dándolo todo gratis por internet, y se ha demostrado que la fórmula no iba por ahí porque, de repente, los ingresos por esa vía también han disminuido.
- ¿Y cómo acostumbramos a la ciudadanía a pagar?
Diciéndolo. Diciéndoles que para tener una buena información en un momento en que, además, los medios pasan por una situación muy complicada, no se pide más de lo que se pedía antes. Si queremos buena información e independiente, de alguna manera también como ciudadanos, oyentes o lectores, tendremos que colaborar. Si no, vamos a la quiebra.
Además, cuando ves los precios, no estamos hablando de ningún lujo. Por un cubata de una noche de sábado puedes tener acceso a un medio de comunicación todo un mes.
- ¿Cree que la prensa en papel conservará algún lugar en la actual invasión de medios digitales? ¿Considera que sobrevivirá la prensa en papel?
Sí. Quiero creer que seguirá habiendo papel. No sé si con la periodicidad que tenemos ahora. Me daría mucha pena quedarme sin papel.
- La crisis también ha provocado que se esté expulsando de las redacciones a los profesionales más experimentados ¿Qué consecuencias cree que tendrá para la calidad informativa?
Es un error de libro. Necesitamos a los veteranos para que nos enseñen. Cuando veo que un gran medio deja perder ese capital periodístico, flipo. No sé cómo hemos llegado a ese punto. Supongo que ahora las empresas periodísticas no están gobernadas por periodistas. Ahora hay muchas direcciones en las que te puedes encontrar más a un banquero que a un periodista al que seguramente le interesa más la cuenta de resultados que la información. Y si esa cuenta de resultados pasa por despedir a este o a otro, pues tampoco le supone un gran dolor porque no sabe valorar el trabajo de esa persona. Hemos llegado a que te valoren más por lo que cuestas que por lo que vales.
- Le viene a la cabeza algún nombre…
Nombres a la cabeza nos vienen a todos. Prescindir de Txetxu Yoldi o Ramón Lobo, para mí es incomprensible.
- Dijo en alguna ocasión que “el periodismo de calle es muy higiénico” ¿Cree que los periodistas de ahora salen poco de la redacción?
No. Creo que cada vez salen más. Sí que hemos pasado una época en la que se ha hecho mucho periodismo de redacción, pero creo que ya la hemos superado.
Hay mucha fuerza por parte de una nueva hornada de periodistas, muy jóvenes, que están pateándose, mucho más de lo que pensamos, la calle. Encuentro que hay ganas de volver a la calle y creo que el mensaje ha cuajado porque durante un tiempo se criticó mucho aquel periodismo que tiraba del teletipo de agencia.
Tenemos un problema: la agenda política sigue condicionándonos demasiado. Esto tendríamos que exterminarlo. Habría que ser más libres a la hora de ir a cubrir algo. Desmarcarnos de esa agenda política tiene que ser uno de los retos de los periodistas.
- Cuando era estudiante de Comunicación Audiovisual ¿A qué aspiraba? ¿Tenía algo que ver con lo que está haciendo ahora?
Si me hubiesen hecho dibujar un programa que me hubiese gustado hacer, creo que no se hubiese diferenciado mucho de “Salvados”. Un programa de esencia periodística, pero sin abandonar un cierto barniz de entretenimiento que creo que es el que permite que muchos espectadores se incorporen a ciertos temas que tocamos en “Salvados”, temas que servidos de otra manera algo más ortodoxa, seguramente no los verían.
- ¿En eso radica su éxito?
No lo sé porque nunca conoces las fórmulas del éxito. El éxito del programa se basa en mucho curro y en un equipo que hay detrás, para el que reivindico también el premio de la APM. A veces los premios llevan un nombre y en mi caso es muy injusto, porque yo no soy un reportero único, sino que hay mucho trabajo del equipo que está detrás.
- Siguiendo con su época de estudiante, ¿qué periodistas de referencia tenía?
Tenía referencias de todo tipo. Más estrictamente periodísticas como Iñaki Gabilondo o Carlos Llamas, y también referencias que venían más del mundo del entretenimiento como Alfonso Arús, Andreu Buenafuente o Xavier Sardà.
- ¿Se diferencian mucho de las referencias que tiene ahora?
Con el tiempo vas leyendo a otros periodistas. Por ejemplo, en mi caso he tenido la suerte de trabajar con Xavi Vinader y me encanta leer a José Martí Gómez, Enric González y, últimamente, a Manuel Jabois.
- En Wikipedia le definen como “periodista, humorista, presentador y guionista de televisión español"...
(Risas). No te fíes de Wikipedia. ¿No han puesto que estoy muerto o algo?
- ¿Se siente identificado con esa descripción? ¿Con cuál de los sustantivos se identifica más?
No. Con la palabra que más me siento identificado es con la de periodista. En la época en la que me dediqué más al mundo del humor, no le negaré que el traje de cómico me venía bastante grande. Con el tiempo, vamos encontrando cada uno el traje que nos viene a medida y ahora creo que más o menos lo he encontrado.
- Es usted tremendamente popular. ¿Cómo lo lleva?
No me molesta. La gente es muy amable con el equipo del programa. Es muy bonito que por la calle te den las gracias por alguno de los programas que hemos hecho. Cuando pasa, es el máximo piropo que te pueden echar.
- Está en un grupo de comunicación en el que existen dos líneas ideológicas muy distintas, ¿cree que podrá durar esta convivencia?
Espero que sí. En el grupo Planeta ha durado décadas. Es un grupo que ha sabido editar libros de autores de muy diferentes ideologías. Si la línea va por ahí, el mismo ejemplo que ha seguido el presidente del grupo, José Manuel Lara, en su editorial se puede llevar también al terreno de lo audiovisual. Es un acierto mantener las dos líneas claramente diferenciadas.
- El formato de “Salvados” es novedoso en España. Arrancó el 24 de febrero de 2008 y desde entonces su audiencia no ha parado de aumentar. ¿Cómo surgió y se desarrolló la idea?
El formato ha ido evolucionando mucho. La idea originaria era hacer dos especiales por la campaña electoral de 2008 de Zapatero y Rajoy. Me había llamado siempre la atención la parafernalia electoral y nos quisimos colar un poco en esa parafernalia con bastante humor, con un poquito de mala leche y con algo de periodismo. Con el tiempo, el periodismo ha ido ganando terreno en el programa, el humor se ha convertido en un barniz y, de tanto en tanto, intentamos mantener la mala leche.
- Y ha conseguido que la gente tenga interés.
Esa es una de las cosas que más nos ha sorprendido. Si tú hace unos años le ibas a un directivo de una cadena y le decías que querías hacer un programa sobre el blaqueo de capitales, en horario de máxima audiencia, en una cadena comercial y con expertos, te hubiese dicho: “Tú estás loco, no os va a ver nadie”. Haber conseguido que ese tipo de contenidos lo vea mucha gente, hay que celebrarlo. Hemos tenido mucha suerte de haber podido llevar ese tipo de contenidos a mucha audiencia.
- Que a raíz de un programa de televisión se reabra un caso judicial como el del accidente del metro de Valencia es muy importante.
Te da una satisfacción muy grande por lo que supone para la gente que luchó por esa causa. En ese caso, la Asociación de Víctimas del Metro de Valencia continuó ahí, a pesar del ninguneo de la mayoría de los medios de comunicación a nivel estatal, que ignoramos aquella reivindicación. Que nosotros hiciéramos el programa pudo ayudar, pero si ellos no hubiesen estado ahí nunca hubiese existido ese programa.
- ¿Se reciben muchas presiones en “Salvados”?
Sí, aunque muchas se paran desde las alturas. Para hacer un programa como “Salvados”, tienes que tener unos directivos lo suficientemente potentes y con ganas de seguir haciéndolo como para que no te hagan llegar siquiera según qué llamadas.
Me agarro a una frase que decía el periodista catalán Josep María Huertas: “De cada mesa de redacción se tiene que hacer un Vietnam”, en el sentido que de esa mesa es tu lugar de lucha, incluso contra tus propios jefes, a los que tienes que convencer de que esa información se tiene que publicar, a pesar de que sabes que le va a dar problemas a tu medio. Tu obligación como periodista es luchar para que esa información se publique.
Entiendo que se presione. Casi está en el ADN de algunos agentes de nuestro negocio el intentar presionar y condicionar los contenidos, pero nuestra obligación como periodistas es aguantar esa presión.
- ¿Alguna vez se ha dejado de grabar un programa o no se ha emitido por esas presiones?
No.
- ¿Hay alguna personalidad pública que se haya negado a ser entrevistada por usted?
Sí, muchas. Todo el mundo tiene su derecho de ir o no a un programa de televisión. Entiendo que haya gente que no tenga ningún interés en venir a “Salvados” porque no le gusta o porque considera que puede salir mal parado.
- ¿Tiene algún plan profesional aparte de "Salvados"?
Hay alguna cosa a corto plazo. La segunda quincena de febrero se estrenará un especial en el que no doy la cara pero que dirijo y en el que me lo he pasado muy bien haciéndolo.
- Así empezó “Salvados”…
Sí. Además, su emisión casi va a coincidir con el sexto aniversario de “Salvados”, pero no tiene nada que ver. También se emitirá en laSexta y está producido por El Terrat.
-El 25 de junio se entregan los Premios APM de Periodismo 2013
Entrevistas a los galardonados en los Premios APM de Periodismo 2013:
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