Fundada en 1895

El doble valor de la noticia

31/05/2020

07:09

Escrito por: APM

Por Mónica Tourón, secretaria general de la Asociación de la Prensa de Madrid.

Mónica Tourón

El periodismo es un ser vivo que crece, se desarrolla y se va adaptando a las circunstancias de su entorno. Hoy, la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) cumple 125 años; y, a lo largo de todo ese tiempo, la institución que nació para la defensa de los periodistas y del periodismo ha vivido épocas y avatares de todo tipo, a pie de obra, defendiendo la libertad de información cuando tocaba, el buen ejercicio de la profesión siempre y apoyando, por supuesto, a los profesionales que lo hacen posible. La APM ha pasado guerras, un par de dictaduras, crisis económicas, ha vivido la vertiginosa y desconcertante irrupción del mundo digital… y, actualmente, una pandemia mundial que nos ha convertido en atónitos protagonistas de una realidad que parece sacada de un relato de Stephen King.

Y pese a todos esos entornos tan hostiles, algunos desgarradores para la humanidad, siempre ha prevalecido, e incluso cobrado especial importancia, la noticia, el auténtico valor de nuestra profesión. Sin noticias, no somos nada, y por eso el periodismo las detecta, verifica, contrasta, documenta e investiga para hacerlas llegar a los ciudadanos y que estos sean partícipes de lo que ocurre, tratando de zafarse de la maraña de manipulaciones, verdades a medias, mentiras, insultos y toda la triste realidad que nos han traído la posverdad, los bulos, las fake news o las deepfakes. Tan importante como una ley o un real decreto es contar por qué, cómo y para qué ha surgido, simple y llanamente, contar lo que pasa, que es yema de este viejo oficio.

Quizá nunca como ahora ha sido tan necesario el buen desempeño de esta tarea, que aguantará mientras se cuide la noticia. Esa es su razón de ser, y la APM vela desde su creación para que se mantenga incólume esa esencia y no se “contamine” de intereses ajenos al simple, y a la vez complejo, objetivo de informar. La información es un derecho esencial de toda sociedad que se guarezca bajo el paraguas de la democracia, que se considere sana y libre. No es tarea menor por tanto la de los periodistas, y como tal debe ser reconocida, pues el valor de la noticia lleva aparejado el valor de darla, la valentía de los profesionales que son el hilo de transmisión que une la realidad, lo que está pasando, con la sociedad. Hablamos de profesionales que se arriesgan en terrenos en los que peligra no solo su credibilidad, sino en ocasiones su propio pellejo, en esos odiosos formatos que terminan en campañas de desprestigio, insultos, acoso o agresiones, al margen de los intentos de amedrentarlos, la mordaza de toda la vida, para que cedan a intereses económicos, políticos o de poder.

No vivimos buenos tiempos, y la APM ha alzado la voz para denunciar estas situaciones y reclamar el derecho a ejercer libremente la profesión. El carácter asistencial de la Asociación es otra de sus razones de ser que se ha mantenido a lo largo de los años. Si a finales del siglo XIX llegó a dar un final digno a los periodistas que fallecían sin tener, literalmente, “donde caerse muertos”, en estos duros tiempos de pandemia y confinamiento ha condonado cuotas para aminorar la carga económica a compañeros afectados por un ERTE o freelances cuyos ingresos han disminuido drásticamente por la crisis del coronavirus; ha estado pendiente del estado y necesidades de sus asociados de honor, los de más edad, o ha lanzado una plataforma de formación online. El origen asistencial con el que la Asociación de la Prensa de Madrid fue creada en el siglo XIX ha vuelto a estar ahí, en pleno siglo XXI.

Un siglo y cuarto es mucho tiempo; y, sin embargo, la APM sigue luchando exactamente por los mismos fines que aquel 31 de mayo de 1895 reunió a 173 periodistas en la Sociedad Matritense de Madrid: ayudar a los profesionales en el desempeño del buen periodismo y defender los valores de la noticia, denunciar las injerencias, intrusismos, manipulaciones, extorsiones, insultos y agresiones de los que quieren hacernos callar, de los que pretenden adoctrinar a los ciudadanos con “otra verdad”. Y la única verdad es la noticia, el valor del periodismo.

*Este artículo fue publicado originariamente en el diario "El Mundo" el 31 de mayo

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