Las ansias reivindicativas de los periodistas madrileños, muchos de los cuales demandaban la conversión de la Asociación de la Prensa en una organización sindical, fue motivo, en 1919, de una huelga que enfrentó a periodistas de izquierda y de derecha, y llevó a la dimisión irrevocable de Miguel Moya como presidente.
Le va a suceder al frente de la entidad el tesorero José Francos Rodríguez, periodista, autor de teatro y político, con experiencia en muchos cargos, entre ellos el de Ministro de Instrucción Pública, en 1917. Bajo su mandato, se creó la Federación de Asociaciones de Periodistas de España, que agrupó a cerca de treinta asociaciones profesionales españolas, en 1922; se construyó la sede social de la APM -anteriormente, la Asociación había ocupado cuatro sedes diferentes, todas provisionales: la primera, en la calle Arrieta, donde permaneció desde 1895 a 1905; la segunda, de 1905 a 1920, en la calle de San Marcos; la tercera en la calle de Carretas, desde 1920 a 1928; y la cuarta, durante solo unos meses a lo largo de 1929, en la calle del Príncipe-, el Palacio de la Prensa, un moderno edificio de dieciséis plantas en la madrileña Plaza del Callao, que los reyes de España inauguraron en abril de 1930; y se editó la "Hoja del Lunes", cuyo primer número salió a la venta en noviembre de 1930.
Tras su muerte, en 1931, fue elegido presidente Alejandro Lerroux, uno de los 173 fundadores de la APM, que en aquel momento era ministro de Estado del Gobierno provisional de la recién nacida II República Española.
Lerroux, gracias a los saneados ingresos que proporcionaba la "Hoja del Lunes", pudo constituir, en diciembre de 1933, el ansiado Montepío de Periodistas, que iba a garantizar el pago de jubilaciones para los asociados y pensiones de viudedad y orfandad a sus familias a su fallecimiento. Lerroux se va a convertir en el primer y único presidente de la APM que, a lo largo de su mandato, fue nombrado jefe del Gobierno, y ello en nada menos que en cuatro ocasiones a lo largo de 1933 y 1934 (otro periodista, también miembro de la APM, aunque no presidente, José Sánchez Guerra, había sido jefe del Gobierno español en 1922), lo que definitivamente le obligaría a presentar su dimisión irrevocable.
A Lerroux le sucedió como presidente, en abril de 1935, Alfonso Rodríguez Santamaría, subdirector del diario monárquico "ABC", bajo cuyo mandato se celebró el 40.º aniversario de la constitución de la APM, que se conmemoró con la emisión de una serie de sellos con las efigies de destacados periodistas (Miguel Moya, José Francos Rodríguez, Alejandro Lerroux y Torcuato Luca de Tena) y algunas escenas relacionadas con el periodismo.
Un año después de ser elegido presidente, se produjo el levantamiento militar contra el Gobierno de la República que daría comienzo a la Guerra Civil española. Nada más comenzada la contienda, pocos días después de que la Asociación de la Prensa de Madrid fuera incautada y entregada a la Agrupación Profesional de Periodistas, una agrupación profesional integrada en el sindicato socialista Unión General de Trabajadores, un grupo de incontrolados, que se autocalificaban de patrulla de las Milicias de la Prensa, le detuvo en su domicilio y le mató de varios disparos en los descampados de la madrileña Dehesa de la Villa el 20 de agosto de 1936.
La Agrupación Profesional de Periodistas procedió inmediatamente a la destitución de la directiva de la Asociación, muchos de cuyos miembros apoyaban el levantamiento militar contra el Gobierno republicano y habían huido de la ciudad. La Agrupación Profesional de Periodistas nombró a una nueva directiva al frente de la cual colocó al periodista Javier Bueno, director del diario socialista "Claridad", que acababa de salir de la cárcel en la que se encontraba, condenado por su participación en la Revolución de Asturias de 1934, amnistiado por el Gobierno.
Javier Bueno era un periodista que había trabajado en los diarios madrileños progresistas "El Sol" y "La Voz", donde había sido redactor jefe, y en 1933 había sido nombrado director del diario socialista ovetense "Avance", desde el que editorialmente había arengado a los revolucionarios mineros asturianos. Durante los tres años que duró la guerra, Javier Bueno presidió la APM, pero los periodistas conservadores madrileños, que habían huido de la capital y no reconocían la institución que operaba bajo el Gobierno de la República, reconstruyeron la Asociación en la ciudad guipuzcoana de San Sebastián, en manos de las fuerzas rebeldes, y nombraron un nueva directiva.
Finalizada la contienda, en 1939, con la victoria de los militares que se habían levantado en armas contra el Gobierno de la República, la directiva nombrada en San Sebastián, a cuyo frente se hallaba el periodista Víctor Ruiz Albéniz, exdirector del vespertino "Informaciones", que había cubierto informativamente la guerra como agregado al Cuartel General de las tropas comandadas por el general rebelde y jefe del nuevo Estado Francisco Franco, regresó a la capital de la nación y se hizo cargo de la Asociación.
Ruiz Albéniz presidió la Asociación durante los primeros años de la posguerra.