DigiMedios.- La Global Editors Network (GEN), una asociación creada para promover el periodismo de calidad en las redacciones, inició el 11 de junio unas jornadas en Barcelona con una serie de sesiones dedicadas al periodismo de robots, es decir al periodismo realizado por programas informáticos a partir de información contenida, mayoritariamente, en bases de datos.
En el discurso inaugural de las jornadas, Bertrand Pecquerie, consejero delegado de GEN, ya advirtió que, aunque el periodismo hecho por robots ha sido un tema tabú en las redacciones y su expansión no sea inminente (“no será para septiembre”, dijo), sí es cierto que se trata de un fenómeno sobre el que es necesario reflexionar.
En la primera jornada de la GEN Summit de Barcelona se presentaron sobre este tema distintas experiencias, como las dirigidas por el profesor Larry Birnbaum de la Universidad Northwestern de Chicago (EE.UU) en las que a partir de bases de datos, un programa elabora noticias sobre temas tan diversos como eventos deportivos, evolución de compañías o rankings de instituciones.
En el transcurso de la misma sesión, David Sancha, director general de Xalok (una compañía dedicada al software para redacciones), subrayó hasta qué punto la automatización ha llegado a las redacciones. Según Sancha, los robots ya escriben noticias (y puso de ejemplo las que acababa de mostrar Birnbaum); ya editan (como ha mostrado el proyecto de The Guardian de una publicación confeccionada automáticamente a partir de textos de periodistas), ya diseñan (como sucede con agregadores como Flipboard), e, incluso, ya venden publicidad (pues no otra cosa son los sistemas de asignación de publicidad digital en tiempo real, o RTB, por sus siglas en inglés).
El contrapunto a las experiencias con robots que realizan trabajos periodísticos lo puso el periodista Tom Kent, de Associated Press, quien, sin negar las posibilidades de este tipo de experiencias siempre que se parta de bases de datos de calidad, señaló algunos de los interrogantes que abren: desde la imparcialidad (la selección de información, por ejemplo, dependería de algoritmos que no tienen por qué estar diseñados para que actúen de forma imparcial) o la transparencia, hasta problemas derivados de la detección de errores (los programas automáticos permitirían elaborar información a un ritmo mucho mayor que el humano), la propiedad de las informaciones y, sobre todo, la responsabilidad por la información elaborada.
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