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Victoria Prego, Premio APM de Honor 2013: ‘Hay muy pocos periodistas independientes y eso es nefasto para una democracia’

27/01/2014

14:45

Escrito por: Sergio J. Valera

Victoria Prego. Foto: Miguel Ángel Benedicto / APM

La Asociación de la Prensa de Madrid (APM) ha galardonado a Victoria Prego (Madrid, 1948) con el Premio APM de Honor a la trayectoria profesional por ser “una referencia indiscutible del periodismo español de calidad, compromiso y solvencia, ejercido durante una carrera que abarca todos los medios: prensa, radio y televisión”. No es sencillo, por tanto, resumir la trayectoria de Prego, adjunta al director de “El Mundo” y colaboradora del espacio “Los Desayunos de TVE” actualmente, sin olvidarse algo importante. En TVE, fue jefa de Internacional, corresponsal en Londres, conductora del programa “Debate”, de la serie documental “La Transición” –reconocida por la APM con el Premio Víctor de la Serna en 1995– y, junto con Joaquín Arozamena, del “Telediario al Cierre”; en Radio Nacional de España, presentadora de “Diario Hablado” y “El Reloj”, y en Onda Cero, de “La Brújula”, entre otros muchos cargos y ocupaciones periodísticas.
Con motivo de este reconocimiento –en su 75ª edición, los Premios de Periodismo APM también recayeron en los periodistas Jordi Évole (La Sexta), Felipe Serrano (Cadena SER) y Francisco Carrión (colaborador “freelance” de “El Mundo”)–, Apmadrid.es entrevistó a la experimentada periodista buscando respuestas sobre diversas cuestiones de la profesión periodística, cuyo estado calificó de “calamitoso”. “Hay que apostar por el periodismo de calidad y luchar contra la proletarización de los periodistas, que es un fenómeno indeseable y vergonzoso”, afirmó.


-Lo primero: enhorabuena por el Premio APM de Honor a la trayectoria profesional. ¿Qué supone para usted este galardón?

Que sea un premio a la trayectoria me importa, aunque aún más que sea de los colegas. Ya tengo una edad en la que es posible que premien una trayectoria, sí; esos premios se dan siempre a quien ha cumplido una etapa grande de su vida. Pero lo que más me gusta es que sea el premio de la Asociación de la Prensa de Madrid, que es muy valorado, precisamente porque lo conceden los colegas. De periodistas a periodistas. Es un premio libre.

-¿Se lo dedica especialmente a alguien?
No. En todo caso, se lo dedicaría a mi padre, que era periodista.

-Una trayectoria larga, intensa, prolífica y que prosigue su rumbo incesante. ¿Con qué trabajos periodísticos se quedaría de toda su carrera?
En general, yo recuerdo los trabajos en los que me lo he pasado bien, no tanto por su trascendencia. Y lo he pasado muy bien en casi todos los trabajos. Por ejemplo, me lo pasé estupendamente haciendo el telediario del cierre con Joaquín Arozamena en el año 81. Me lo pasé muy bien haciendo “La Transición”. Y me lo estoy pasando muy bien en este periódico [“El Mundo”].

-¿Y qué noticia no ha dado aún y le gustaría dar?
Cuando ETA entregue las armas, estaría encantada de dar la noticia. Eso es lo mejor que nos podría pasar.

-Se habla mucho de que la solución a la crisis del sector es el periodismo de calidad. Pero definamos qué es periodismo de calidad.
El estado de la profesión es calamitoso. Se hace buen periodismo en España, sin duda; de lo que estamos faltos es de abundancia de medios que no estén en crisis y con buenas plantillas.
El periodismo de calidad se puede dar en cualquier circunstancia y en cualquier medio. Es muy sencillo: es un periodista con los instrumentos intelectuales necesarios para entender lo que ha de contar y con la honestidad intelectual y la habilidad necesarias para contarlo bien. En todas partes, y en cualquier soporte. Lo que pasa es que también hay mucha basura.

-Volver a los tiempos del periodismo de la Transición, dicen algunos como receta anticrisis. ¿Verdaderamente deben servir de ejemplo o están sobrevalorados?
La Transición era una época en la que se necesitaba el periodismo, en el sentido de que los periódicos y las revistas sobre todo acometieron un papel capital en la transición del franquismo a la democracia. En los finales del franquismo, estos medios explicaron que se podía llegar a ser demócrata y no pasaba nada; se podía cambiar el país sin traumas ni enfrentamientos. Fue un periodismo que militó mucho en el proceso político. Ese periodismo no tiene sentido ahora. El actual tiene que ser diferente: seguir defendiendo los valores constitucionales, la democracia, la libertad y el respeto a los demás, pero debe ser menos militante y más abierto y variado.

La experimentada periodista, en un momento de su entrevista. Foto: Miguel Ángel Benedicto / APM

-¿Ha variado mucho la labor de los periodistas de entonces a la de ahora?
Yo creo que sí. Aquel periodismo era muy de calle, muy cercano a los políticos –de ahí vinieron los problemas de después– y muy concentrado en el proceso político que se estaba viviendo. Fue una época dorada de los periodistas, pero es irrepetible.

-¿Existe un problema de cercanía con las fuentes y el poder en el periodismo español?
Creo que ahora menos. En aquella época, la cercanía era necesaria para recibir información que no se había tenido hasta ahora. En ese tiempo, los periodistas y los políticos se hicieron amigos, y eso es lo más nefasto que puede ocurrir. Entre el periodismo y las fuentes tiene que haber siempre un muro de metacrilato, que no se ve pero que está ahí. Hay que estar lo suficientemente cerca, aunque lo suficientemente lejos.

-Muchos periodistas experimentados han sido despedidos o prejubilados, y los que aún siguen ejerciendo tienen menos tiempo para pararse a enseñar a los recién llegados. ¿Cree que se está realizando un correcto relevo generacional en los medios españoles?
Se está haciendo un relevo generacional, aunque en detrimento de los jóvenes. Quedamos pocos, pero los viejos que seguimos estamos tardando en marcharnos. Los jóvenes periodistas viven en condiciones mucho peores que nosotros, en todos los órdenes, también en el económico. A nosotros nos han tratado con un respeto profesional extraordinario, desde el primer momento. Y a los jóvenes periodistas ya no se les trata igual.

-No en vano, ahora los españoles otorgan a los periodistas un aprobado raspado (5,16), según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). ¿A qué se debe este descrédito?
Primero, a que ha habido mucha porquería. Periodismo barato, de quinta. Sobre todo en las televisiones, que es lo que más audiencia tiene; no en la radio ni en la prensa. Luego, a que en muchas empresas a los jóvenes no se les ha enseñado a ser periodistas. Se les ha explotado, pagándoles una miseria por estar 14 horas al servicio de la empresa. Y sobre todo, a que no se les ha pedido que defiendan su criterio ante el jefe; más bien, lo contrario.

-De hecho, según el “Informe Anual de la Profesión Periodística 2013”, de la APM, solo el 20,7 % de los periodistas no recibió ningún tipo de presión para modificar el contenido o la orientación de alguna información, y en un 76,1 % de esos casos la presión procedía de “su empresa o jefe”.
Las presiones externas estarán siempre ahí. Hay que saber defenderse de ellas y torearlas. Pero las presiones internas son más difíciles de eludir. En una redacción debe existir la posibilidad de discutir tu punto de vista frente al de tu jefe. Aunque prevalezca el suyo, tienes que tener la opción de defender con tus armas tu punto de vista. Y si no estás de acuerdo con el jefe, que no te castiguen por ello. Si lo hacen, dejas de ser periodista. En esta redacción sigue habiendo debate, porque el director es periodista, de arriba abajo.

Prego, en la redacción de 'El Mundo'. Foto: Miguel Ángel Benedicto / APM

-En el mismo informe de la APM, los periodistas se puntúan a sí mismos con un 4 sobre 10 en cuanto a independencia. ¿Qué supone la pérdida de independencia para la profesión?
Los partidos políticos, que son imperialistas y expansionistas, han ocupado todos los espacios: el poder judicial, las comisiones reguladoras, las asociaciones de vecinos y... el periodismo. A ese respecto, han conseguido algo muy malo: tener periodistas “de los nuestros”. Hay periodistas que son de un partido, que están alineados con las tesis de ese partido. Y eso es nefasto para un periodista. Hay muy pocos periodistas independientes –los hay, por supuesto, pero muy pocos–, porque los partidos políticos han tenido mucho cuidado en reclutar periodistas para su causa. Y eso es nefasto para una democracia. No pasa tanto en otros sitios: en Inglaterra no pasa, en Francia y Alemania pasa menos; en Italia, sí.

-Lo que la competencia califica como filtraciones interesadas son exclusivas y periodismo de investigación para el medio que lo publica. ¿Ese constante enfrentamiento entre medios, desacreditando informaciones de unos y de otros, no redunda en que crezca la mala reputación de la profesión?
Nos llevamos a matar, y eso es una cosa nueva. Antiguamente no era así, se solía decir: “Entre bomberos no nos vamos a pisar la manguera”. Ahora nos la pisamos constantemente.
Ahora bien, respecto a las exclusivas y las filtraciones interesadas, siempre ha sido así. Una exclusiva la tienes porque alguien decide darte la información. Algún interés tendrá, puede ser magnífico u oscuro. Los documentos siempre te los da alguien. Es una estupidez [decir lo contrario]. Filtración es periodismo de fuentes, luego está la labor de acumular varias fuentes y elaborar un trabajo.

-Se multiplican los programas de sociedad y espectáculos en la televisión, y cada vez van quedando menos espacios puramente informativos. ¿No le interesan a la gente o no somos capaces los periodistas de generar esa atención?
Las televisiones han decidido optar por esa fórmula. Insisto: la radio, que es más antigua, no hace eso y tiene muchísimos oyentes. No es cierto que la sociedad quiera esos contenidos y sea inevitable no darlos. Ese género siempre da muy buen resultado porque hay gente inculta o poco interesada en las cosas serias que se entretiene con eso. Pero esto está degradando considerablemente el periodismo. También creo que hay debates que son política basura.

-¿Considera que sobrevivirán los periódicos de papel?
Sí, pero de otra manera. Sobrevivirán para élites, para grupos reducidos. Serán periódicos de exclusivas, análisis y opinión.

- Antes de vender el “Washington Post” a Jeff Bezos, Don Graham preguntó en voz alta si había algún valor extra en un medio con periodismo y edición de alta calidad. “Sí, pero todavía no hemos encontrado cómo”, contestó, según un artículo publicado en “Cuadernos de Periodistas”. Ni los más grandes encuentran el dichoso modelo de negocio… ¿Cree que lo hará esta nueva estirpe de editores como el fundador de Amazon?
Como soy antigua, yo prefiero los editores de prensa de siempre. Estos nuevos compradores me producen una inquietud extraordinaria.

-¿Qué han hecho mal los editores en España para llegar a esta crisis?
Yo no creo que hayan hecho algo mal exactamente. Las cosas cambian y los soportes cambian… Internet ha revolucionado todo el mercado, y los periódicos de papel se han quedado en fuera de juego, de alguna manera y no siempre. Las circunstancias son malas, y no hay una respuesta adecuada todavía para ello.

-¿La información debe ser de pago o gratuita?
Debe ser de pago. Porque los periodistas cobramos. Por lo tanto, no se puede dar nuestro trabajo gratis. Lo de las webs gratuitas ha sido un disparate. A ver ahora cómo acostumbras a la gente a pagar, pero habrá que hacerlo. La información no se obtiene gratis.

-¿Está de acuerdo con las ayudas estatales a los medios?
No. En buena lógica, no tendría por qué perderse independencia. El Estado te da un dinero, y no tiene por qué intervenir en la confección del medio que sea. Pero en este país no suele pasar así: cuando te dan dinero, se lo cobran.

-¿Hacia dónde deberíamos empujar todos juntos en la profesión para recuperar los buenos tiempos?
Hay que apostar por el periodismo de calidad y luchar contra la proletarización de los periodistas, que es un fenómeno indeseable y vergonzoso. Los jóvenes periodistas ganan una miseria, cuando la ganan –a veces no la ganan o, incluso, tienen que pagar–, por estar trabajando en condiciones infectas, sin formación ni formar criterio. Los tienen como peones de brega, y eso no es un periodista. Están proletarizando a muchísimos de ellos. Hay que batallar contra esta situación por nuestra propia supervivencia y por la supervivencia del periodismo. Y no estoy hablando de nosotros porque somos muy guapos, sino porque nuestro trabajo es imprescindible en una democracia; y si no lo hacemos bien, la democracia se deteriora o desaparece.

 

-El 25 de junio se entregan los Premios APM de Periodismo 2013

 

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