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Una compañera periodista de televisión denuncia la situación laboral en el medio

23/08/2010

13:28

Escrito por: APM

Entre otras cosas, los profesionales que trabajan para productoras de televisión llevan incluidas en sus percepciones mensuales las prorratas de las vacaciones, el finiquito y la indemnización por despido, denuncia esta periodista, que prefiere pemanecer en el anonimato por razones obvias.

La Asociación de la Prensa de Madrid ha recibido la siguiente comunicación de una compañera que trabaja en televisión:
Creo que no seré la primera que ponga en vuestro conocimiento la situación en la que vivimos los periodistas que trabajamos en televisión, pero si queréis os la puedo explicar con mayor o menor detalle.
En lo que se refiere a nuestra estabilidad laboral, en cualquiera de las cadenas, en cualquiera de las productoras es NINGUNA.
Lo más que se nos ofrece son contratos "por obra", y digo "lo más" porque también -desde hace unos años- se nos obliga a ser autónomos y facturar.

Pero ahí no termina la precariedad. Sigue porque no se respeta ningún horario de trabajo: más de 10 horas al día es lo habitual, sin pagar la empresa la comida aunque estemos fuera de Madrid, nocturnidad, fines de semana... todo estos conceptos se ponen como "pluses" para llegar a una cifra medianamente digna, que, teniendo experiencia, puede rozar los 1.800 euros.

¿Y va más allá la precariedad? Pues sí. Porque esos 1.800 euros incluyen las vacaciones prorrateadas, el finiquito y la indemnización, de manera que, cuando deciden que te marchas, te dan los buenos días, con suerte.

¿Hay más? Pues sí. Como se produce en "low-cost" (bajo coste) y eso supone "producción agrupada", solemos grabar los 13 programas de una temporada en dos meses, incluyendo la preproducción. Y eso significa horarios contra natura y sin final. Todos sabemos que ese esfuerzo enorme corre en contra de nuestros intereses porque, cuantas más horas hagamos al día, antes se termina el proyecto... ¡Y antes estamos en la calle! Es algo así como trabajar para construir tu guillotina, pero es la única manera de que si a la productora le surge un nuevo proyecto, te vuelva a llamar. Los problemáticos no trabajan. Entiéndase por problemáticos los que quieren un horario, los que no quieren que les pongan reuniones a las 9 de la noche, cuando al día siguiente se empieza la jornada a las 8 de la mañana, o los que son contratados para un piloto, y cuando les despiden, le obligan a seguir trabajando dos semanas más sin contrato, hasta que se apruebe el programa. ¡Y se niegan!

Es habitual que en un mismo año puedas trabajar en dos, tres o cuatro programas, si eres de los "buenos", de los que curran sin tino y resuelven todos los problemas de producción como si fueran suyos. Cada contrato suele durar unos dos meses y medio, por lo que, cuando va llegando el final, con unos 15 días de antelación, debes empezar a llamar a todos los contactos de la agenda para "saltar" a otro programa. Hay veces que la oferta que buscas no puede esperar a que el anterior se termine, porque la incorporación es inmediata. Y entonces, a unos días del final del contrato, tienes que decir que te vas. Eso no está bien visto...¡Evidentemente! Los dejas colgados y no hay tiempo ni posibilidad de contratar a alguien para una semana. Pero nadie apuesta por el trabajador, luego el trabajador debe buscarse la vida. ¿Y eso qué supone? Pues que ya sabes que a esa productora no podrás volver, con ese director no volverás a trabajar y probablemente tampoco para esa cadena.

No estoy responsabilizando a las productoras, ellas tampoco tienen el trabajo asegurado. Sólo creo que las cadenas deberían saber que si pagan 6.000 euros por un programa de una hora no pueden pedir los "estándares" que le pedirían a uno de 18.000 y nada que ver con los presupuestos "de antes" de 250.000 euros para una hora en Prime Time.

Y entonces ¿Quien tiene la culpa? Creo que la mayor culpa la tenemos nosotros mismos.
No nos unimos, no creamos un colegio en el que se hable de un pacto de mínimos, al estilo de los Controladores Aéreos.
No se puede pagar igual un trabajo eventual que uno fijo, ni un contrato por obra cerrada (13 emisiones y ya...) que otro de obra abierta ("Sálvame", "Pasapalabra"...) que un contrato indefinido.
Y si las cadenas son una concesión estatal, tendría que existir una exigencia mínima de trabajadores contratados directamente.

Las cadenas además creen que por diversificarse van a conseguir más publicidad, y no es cierto. Ahí tenemos el ejemplo de Antena 3, que para rentabilizar la venta de sus paquetes publicitarios los emite en sus tres cadenas de manera simultánea, para darle al anunciante una cifra de espectadores tentadora, pero sumando sus tres cadenas.

En Cuatro y Tele 5 no mueven ficha a la espera de la fusión, que no se sabe si se materializará. Menos aún que la de La Sexta con Antena 3, el estado de la deuda de Media Pro... ¿Y TVE? Con la financiación pendiente de aprobación y los sindicatos estrangulando cualquier proceso de contratación externa, pero sin proporcionar una solución real. Las autonómicas en quiebra técnica y -vinculadas muchas de ellas a las Cajas- con la financiación paralizada.

Las productoras, incluso las más potentes, están trabajando bajo mínimos y lejos de unos beneficios brillantes, y a poca infraestructura que tengan que mantener, al borde de las pérdidas. Con las cadenas presionando para obtener los menores presupuestos, son el intermediario que se tiene que encargar de partirse la cara con los trabajadores para entregar un producto en las mejores condiciones posibles, con los medios más escasos imaginables.

Además para desesperación de algunas de esas productoras que estaban en un "término medio", han surgido las productoras "participadas" por las cadenas. Eso supone que la cadena, para evitarse las relaciones laborales fundamentalmente, participa en un porcentaje en el accionariado de la productora, que tiene sede en la propia cadena... Así le da los programas "estrella" a las "participadas", y la cadena gana por dos vías: la publicidad y el porcentaje de beneficio de la productora.

Podría contaros, además, el desánimo de muchos profesionales -grandes profesionales- que actualmente estamos entre los 45 y los 50 años y pertenecemos a esa generación que ya no consiguió ser fijo en TVE, y, por tanto, no estamos bajo paraguas. Y oteando en el horizonte un futuro más que incierto ¿Alguien se imagina redacciones con periodistas de 65 (67) años haciendo programas como "El diario de Patricia"? ¿Dónde iremos dentro de unos años? A nosotros no nos va a llegar ningún ERE que nos deje a los 55 años en nuestra casa.

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