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Entrevista al marido de Narges Mohammadi, premio Nobel de la Paz 2023

Taghi Rahmani: ‘En Irán juegan con los periodistas: les dejan publicar, pero luego lo borran y el periodista pierde su trabajo’

11/12/2023

09:08

Escrito por: María Jesús García

El marido de Narges Mohammadi, premio Nobel de la Paz de este año, nos habla, durante una entrevista en la Asociación de la Prensa de Madrid, de la represión y torturas que sufren en Irán los periodistas que luchan por defender la libertad de expresión y los derechos humanos.

Taghi Rahmani, durante la entrevista en la APM. Foto: APM

Taghi Rahmani, periodista y político iraní en el exilio, y marido de la también periodista y activista iraní Narges Mohammadi, galardonada este año con el premio Nobel de la Paz, estuvo en la sede de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) apenas unos días antes de la ceremonia de entrega de este célebre reconocimiento, que tuvo lugar ayer, 10 de diciembre, en Oslo.

Apmadrid.es tuvo ocasión de entrevistarle y conocer el relato directo de la situación de los periodistas en la República Islámica de Irán, un país que, según la clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2023, elaborada por Reporteros Sin Fronteras, se encuentra en una de las últimas posiciones en lo que a libertad de prensa se refiere, superado tan sólo por Vietnam, China y Corea del Norte.

La premio Nobel de la Paz de 2023 permanece recluida en la cárcel, donde ha pasado la mayor parte de las últimas dos décadas por su defensa de los derechos humanos, motivo por el cual no ha podido recoger personalmente el galardón. En su nombre acudieron a recibirlo su esposo y sus hijos, dos adolescentes que vieron a su madre por última vez hace ocho años.

El activismo y compromiso de Narges le ha costado 13 detenciones y cinco condenas por un total de 31 años de prisión y 154 latigazos. En estos momentos cumple una pena de diez años por “la difusión de propaganda contra el Estado”. El año pasado publicó el libro sobre los brutales métodos carcelarios de Irán titulado Tortura blanca: entrevistas con presas iraníes, en el que denuncia las condiciones de vida de las prisioneras, especialmente en aislamiento, abusos que ella misma afirma haber sufrido y por el que también se la condenó.

Narges estudió Física y trabajó como ingeniera, pero ya desde la universidad se inició simultáneamente en el periodismo, firmando artículos en los que defendía los derechos de las mujeres en Irán.

Taghi Rahmani, que también ha pasado 14 años entre rejas por su activismo, vive actualmente exiliado en París con sus dos hijos. Y aunque la mañana ha sido larga -una rueda de prensa y dos intensas entrevistas para televisión-, nos recibe cordial y complacido, siempre consciente de ser un grito esperanzado, el de muchas voces, que, a su pesar, viven cruelmente enmudecidas.

Taghi Rahmani posa ante los fotógrafos, a su llegada a la APM. Foto: APM

- Tanto Narges Mohammadi como usted, además de activistas son periodistas. ¿Cuáles son las condiciones a las que se enfrenta la prensa en Irán?

- Los medios de comunicación en Irán no son independientes, están bajo presión por el régimen. En general, los periódicos y los medios de comunicación como instituciones están bajo el control del Ministerio de Inteligencia del país y ellos les dicen lo que tienen que hacer y lo que no tienen que hacer. En particular, los periodistas y las periodistas están bajo mayor presión que los medios donde trabajan. Como ejemplo, los periodistas utilizan las redes sociales (Twitter -ahora X- o Instagram) cuando quieren publicar algo; y cuando lo ven los del Ministerio de Inteligencia, les dicen que lo borren o que lo cambien con otro texto.

- ¿Hay asociaciones de prensa en Irán?

- La Asociación de los Periodistas de Irán ahora está cerrada por orden del Gobierno.

- ¿El acceso libre a Internet también está restringido?

- La República Islámica de Irán no cierra internet, no cierra ninguna posibilidad o medio para la comunicación; juega con esos medios, según sus gustos. La situación actual del país, como en todo el mundo, es que no se puede estar sin internet. Entonces, el Gobierno no puede cerrarlo, lo limita y lo controla. Y eso pasa en todos los otros aspectos en los que los periodistas quieren sacar provecho para difundir sus comentarios o noticias. Ellos, en un momento determinado, pueden dejar a los periodistas publicar algo, pero luego lo leen, lo borran y el periodista pierde su trabajo.

Un ejemplo es lo que ocurre en la Provincia de Sistán y Baluchistán, en la que ahora cada viernes la gente se congrega para hacer la oración y luego salen a la calle en protesta; internet funciona bien y luego, cuando llega el viernes, baja al mínimo.

 - En el libro Tortura blanca, Narges Mohammadi recoge 14 entrevistas a mujeres sobre sus condiciones de encarcelamiento y tortura, incluidas algunas periodistas. ¿Es peor la represión para las mujeres que se dedican a esta profesión que para ellos?

- Sí, es cierto que las mujeres periodistas están bajo mayor presión que los hombres. No obstante, existe un número bastante grande de mujeres periodistas en Irán; dos de ellas, Nilufar Hamedi y Elaheh Mohammadi, fueron las que difundieron el caso de Mahsa Amini, quien fue golpeada por no llevar bien el velo en septiembre de 2022 y al final perdió su vida en el hospital. Una de esas periodistas fue la que difundió la foto del hospital y la otra es la que sacó imágenes del funeral de Mahsa. Y esas dos periodistas estaban trabajando como hace cualquier periodista, y ahora están en la cárcel por haber hecho su trabajo.

- ¿Y los medios extranjeros con sede en Irán también ejercen con restricciones? ¿Pueden incluso negarles el visado si quieren ir para informar?

- Hay ciertos medios de comunicación extranjeros que no tienen permiso para trabajar en Irán -por ejemplo, la BBC persa y La Voz de América- y hay muchos otros cuyas actividades están bajo control. Como dije antes, la República Islámica no cierra todo, sino que juega con ellos cuando hace falta. Como ejemplo de ello, puedo decir que un medio de comunicación de Irak, que tenía oficinas en otras partes del mundo, cuando salió la noticia de que se le había otorgado a Narges el Premio Nobel, no lo publicaron dentro del país y sólo lo hicieron a través de sus oficinas que estaban fuera.

- ¿Entonces, la prensa en Irán no se hizo eco de la noticia de ningún modo?

-La mayor parte de los periódicos no lo publicaron y los que lo publicaron fueron los más cercanos al régimen, pero para atacar la concesión del Nobel, porque lo consideraban como una decisión política, más que nada. Pero en Instagram y otras redes sociales sí hubo repercusión. Lo que le importa a la República Islámica es que no la haya en medios oficiales.

- ¿Hay alguna forma de presionar desde los países donde sí contamos con esa libertad de información?

- Se puede ayudar a los periodistas y a las personas que viven en Irán de varias maneras: en primer lugar, dar más difusión a las noticias que pasan allí. Por ejemplo, Reporteros Sin Fronteras en Francia ha estado bastante activo en vigilar lo que está pasando en el país. Pero, sobre todo, lo más importante es que desde aquí hagan presión a sus propios Gobiernos, para que cuando ellos tratan con el régimen de Irán no sea solamente conforme a intereses económicos, sino que la situación del país y la falta de libertades formen parte de los acuerdos que se firman.

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