Muerte de un periodista gigante y global
Fallece Vargas Llosa, tras una trayectoria tan vitalista como vertiginosa, pero el arequipano de 89 años vivirá ya siempre en personajes y mundos que nunca hubiéramos imaginado. Desde niño para Vargas Llosa existir era rebelarse (idealismo), al tiempo que nunca dejar de abrazar la realidad total y en su conjunto (realismo).
Entre el escepticismo cínico de su imperecedero Zavalita, en Conversación en La Catedral, y el fanatismo de su Mayta o el Consejero, la mejor literatura y la peor política hicieron combustión en el boom que puso a Hispanoamérica ante los ojos del mundo, con todas sus terribles contradicciones, pero también con un nuevo modo, único, de narrar ese mundo. Varguitas es el último de esa explosión que vino a cambiar la literatura, pero también el mito americano.
Y conservando siempre aquel niño, Varguitas quería verlo todo, leerlo todo y probarlo todo -siempre fue antes que nada un periodista-, pero sobre todo siempre decía la verdad, y mucho antes que nadie, como si le quemará la exclusiva y la hora de cierre: fue el mayor amigo de México al cantarle la verdad meridiana de su dictadura del PRI, como lo fue de los cubanos y los nicaragüenses al decírselo de plano, y fue el mayor patriota y amante del Perú cuando se las puso muy claras a sus conciudadanos. También lo fue en España y en Barcelona, señalando sin ambages la enfermedad.
En los libros de Mario aparecieron poco a poco mundos, personajes y escenarios que iban a cambiar nuestra percepción de la realidad, pues en Vargas Llosa el lenguaje empezó a atravesar tiempos y espacios; y sus grandes personajes pasaban el espejo comunicante entre sus gestas y sus vergüenzas; y sus desposeídos eran héroes.
Vargas Llosa nació a la literatura en Madrid, exactamente en el Bar El Jute, con su espléndida primera novela, La ciudad y los perros. Ningún escritor español, antes, en medio o después del franquismo, podrá preciarse de que el ejército le haya quemado nunca en pira pública sus libros, tal la que convocó el Colegio Militar de Lima con esta primera publicación, a la que, sin embargo, aquella España de 1962 concedió el Premio Biblioteca Breve, con distingo de “mejor novela en lengua española de los últimos 30 años”.
Dice ese otro gran peruano, Alonso Cueto, que abrazaba el mundo sin reservas ni condiciones.
Para entender las pasiones y deseos que marcan el curso de las existencias individuales y colectivas de las gentes, Mario vivía vital y vertiginosamente, sabiendo que hay que pisar la calle, viajar, hablar con las personas que forman la tribu. Y Mario, no por algo periodista desde los 15 años, no dejó de hacerlo nunca, y su histórica "Piedra de toque" es probablemente la columna periodística más longeva del periodismo hispano.
Jose Ramiro Villapadierna
Exdirector de la Cátedra Vargas Llosa
* Mario Vargas Llosa era socio de mérito de la Asociación de la Prensa de Madrid desde 2006. La Junta Directiva de la APM lamenta profundamente su pérdida y transmite sus condolencias a familiares y amigos.
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