La defensa de la libertad de expresión es un pilar de nuestra candidatura porque en ella se basa el ejercicio del periodismo. Es un derecho que nunca debe darse por ganado. Hay que pelearlo día a día, como demuestran los recientes acontecimientos en Cataluña, donde varios periodistas han sido agredidos e insultados cuando trataban de garantizar el derecho de información de los ciudadanos.
Los periodistas no podemos estar solos en esta defensa. El derecho constitucional a la libertad de expresión afecta a toda la sociedad. Sin este derecho, no hay democracia que resista. Los poderes públicos tienen una enorme responsabilidad en su defensa. Si salimos elegidos, les reclamaremos constantemente que respeten y defiendan la libertad de expresión, sin la cual otros derechos quedarían laminados.
En esta reclamación, incluimos la derogación de los artículos de la “ley mordaza” que limitan el libre ejercicio del periodismo. Centenares de periodistas y fotorreporteros han sido sancionados por la aplicación de esta ley cuando simplemente trataban de hacer su trabajo.
La libertad de expresión es un bien que debemos proteger sin ahorrar esfuerzos, le pese a quien le pese. Este es nuestro firme compromiso de actuación, un compromiso que vale la pena respaldar en las urnas. Nos jugamos mucho en nuestra vapuleada profesión.