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'Empecé Periodismo, con 77 años, pensando que no me iba a dar tiempo a terminarlo'

21/03/2013

16:44

Escrito por: Xose Martín

Carmen Delgado. Foto: Pablo Vázquez / APM

Carmen Delgado, de 84 años, madrileña, es la demostración viviente de que nunca es tarde para empezar a estudiar. Siempre quiso ser corresponsal de guerra. En mayo de 2004, después de morir su marido, decidió prepararse las pruebas de acceso a la Universidad para mayores de 25 años, y un año más tarde, se matriculó en Periodismo. Durante los cinco años de licenciatura coincidió en la facultad con dos de sus nietos, Javier García Toni e Inés Toni Matienzo, que estudiaron, simultáneamente con ella, Comunicación Audiovisual y Publicidad y Relaciones Públicas, respectivamente.

“Tras el fallecimiento de mi marido me quedé muy deprimida”, cuenta Delgado, que durante los últimos años se había dedicado a cuidar de él, enfermo de “cuatro cánceres”. Se sintió totalmente vacía cuando desapareció la persona que había ocupado todo su tiempo. “Pensé que tenía que hacer algo”, apunta, y aprovechó que sus dos nietos habían empezado sus estudios en la Universidad para matricularse en Periodismo en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid.

Apasionada de las crónicas de guerra
Decidió estudiar Periodismo porque desde muy joven le apasionaban las crónicas de guerra: “Me las leía todas y quería ser corresponsal de guerra”, confiesa Carmen. Una vez tomada la decisión, tuvo que hacer acopio de valor para contárselo a su familia y amistades. “Tenía un poco de miedo de decirlo”, explica, pero lo recibieron bien, aunque se quedaron pasmados.

Carmen Delgado y sus dos nietos.

Carmen no olvidará nunca su primer día en la Universidad. Le temblaban las piernas como si fuera el primer día de colegio. Recuerda la cara de extrañeza de sus compañeros, que la daban por profesora. Se sentó en el primer banco del aula y los asientos de al lado quedaron desiertos. “Lo pasé mal porque pensé que no me iban a aceptar”, apunta. Pero la soledad no le duró mucho tiempo: ya el segundo día de clase una compañera fue con ella a hacer unas fotocopias y la introdujo en su grupo de amigos. “A partir de ahí, todos me vieron como una más”, añade.

Los profesores fueron uno de sus principales apoyos porque “se portaron muy bien”. Sus “predilectos”, como así los llama, eran Antonio Dueñas, Paloma Hidalgo, Javier Mayoral, Rosa Cal y Miguel Tauler. “Eran verdaderos docentes: impartían buenas clases y se preocupaban por los alumnos”, sentencia Delgado.

Todo menos los botellones
A día de hoy, y tras cinco años de carrera, Carmen Delgado se siente muy orgullosa pero lamenta no haber comenzado a estudiar más temprano. “Me arrepentiré toda la vida de no haber hecho Periodismo antes”, dice. Los años de estudiante “han sido de una felicidad tremenda, me han llenado de vida”.

De toda esta etapa, una de las cosas que más valora es “haber conocido a los jóvenes”. “Me ha hecho comprenderlos porque la gente de mi edad no los conoce. Los consideran unos alocados e inmorales” y, continúa, “yo me he dado cuenta de que son estupendos”. Tras casi dos años, desde que acabaron la carrera, mantiene relación con la mayoría de sus compañeros de facultad.

Carmen Delgado. Fotos: Pablo Vázquez / APM

Lo que más le costó fue estudiar las materias que implican un mayor esfuerzo de memoria. Hay asignaturas que no le gustaron y en las que no se matriculó, como Economía. “Pensé que iba a durar un par de años allí, así que quería estudiar lo que me apeteciera”, añade. “Empecé la carrera de Periodismo pensando que no me iba a dar tiempo a terminarla” y, quería “darme el gustazo de conocer la Universidad” y de empezar lo que siempre había querido hacer. No le interesaba el título de Periodismo en sí, de manera que no se licenció. Sin embargo, se considera periodista, al igual que sus compañeros, porque ha realizado los cinco años de carrera, aunque no tenga el título.

Durante esos cinco años, vivió una vida universitaria plena. Iba a clase por la tarde y estudiaba por la noche, porque por la mañana era incapaz de concentrarse, comenta. Además de ir a clase, Carmen pasaba tiempo con sus compañeros en el bar de la facultad, como cualquier estudiante que se precie, y lo único en lo que no participó -algo de lo que ahora se arrepiente- fue en los botellones. Confiesa haberse tomado más de una caña con sus nietos entre clase y clase.

Amante de las nuevas tecnologías
Carmen Delgado, recién estrenada periodista de 84 años, ama la profesión. Ama el periodismo de guerra y el de investigación y es crítica con el periodismo llamado “del corazón”. “Me horroriza, me parece una intromisión en las vidas privadas de la gente que no se debe hacer”, matiza.

Sus referentes periodísticos son Jesús Hermida, José María Carrascal, Arturo Pérez Reverte, Juan Manuel de Prada, Félix Madero, Ignacio Camacho o Pilar Urbano, entre otros.

Entre los problemas del oficio, Delgado sitúa al periodismo “del corazón” como uno de los principales. Cree que supone “despreciar la profesión”. En segundo lugar, apunta que, actualmente, por muchos medios de comunicación que existan, hay un exceso de periodistas. Esto provoca, según ella, que haya mucha gente válida y con talento que “no puede dedicarse al periodismo y que debe hacer otra cosa”.

Carmen Delgado con su pc. Fotos: Pablo Vázquez / APM

Carmen Delgado se confiesa también amante de las nuevas tecnologías, las considera muy útiles para el oficio. Además de un ordenador, dispone de un libro electrónico, una tableta y un teléfono inteligente.

Después de la Universidad
En el verano de 2010, tras el acto de graduación en junio, Carmen se cayó, con tan mala suerte que se rompió dos vertebras. Al año siguiente, tras recuperarse, decidió que volver a la Universidad para rematar la licenciatura era mucho trabajo y se matriculó en un taller de escritura en Fuentetaja para terminar la novela que estaba escribiendo, pero la salud le volvió a jugar otra mala pasada. En el año 2012 no pudo continuar en el taller por un problema de circulación en una pierna. Pasó “un año horrible”, en el que tuvo que estar mucho tiempo sin poder salir de casa y se vio obligada a dejar de fumar, “con vergüenza”, porque había prometido que moriría con el “pitillo en la boca”. “Me dieron a elegir entre el tabaco o mi pierna”, explica; pero hay cosas que no ha dejado “como el cubata de los sábados”, comenta pícaramente.

A partir de ahora, los planes de Carmen pasan por mejorar su manejo de las nuevas tecnologías y de las redes sociales. También le gustaría terminar de escribir su libro. Los planes son muchos, a veces teme no tener tiempo para llevarlos a cabo, pero deja patente que nunca es tarde para intentar conseguir aquello que se desea de verdad. Quería ser corresponsal de guerra y decidió empezar a intentarlo a los 77 años.

 

Una Carmen emocionada hasta las lágrimas recibe en el acto de graduación una placa conmemorativa que le regalaron sus compañeros de promoción, que tuvo como padrinos a los periodistas Iñaki Cano y Toni Martínez.

 

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