Carlos Mendo lo ha sido todo en periodismo, ha recorrido toda la escala en circular para acabar haciendo lo que más le gustaba: crónica de lo que ocurre, con buena información, con criterio, con pasión, pero sin dejarse llevar por las pasiones. Mas de cincuenta años de profesión ejercida de forma ininterrumpida y con ese carácter que sólo tienen quienes son sencillamente periodistas, sin ningún otro añadido.
En estos momentos, le imagino en el centro de prensa de Washington preparando la crónica de lo que está viendo y reparando en algunas lagunas en lo que en estas horas escribimos sobre su trayectoria profesional. Quizá piense desde ese lugar y espacio que tanto quería que no es para tanto, que solo hizo su trabajo, que bienvenida sea la amabilidad, pero que alguna de esas manifestaciones le hubiera gustado escucharlas de cuerpo presente.
Carlos pertenecía a ese club singular de socios de la APM con medio siglo de pertenencia, un club que se reúne una vez al año en nuestra a sede, a modo se Senado consultivo y crítico, porque ellos son quien mejor conocen nuestra peripecia y quienes mejor recomiendan lo que hay que hacer...
Carlos nos ha dejado pero queda su magisterio y su testimonio, en los diarios, en la radio y en la agencia EFE. Tuvo maestros americanos y españoles, en la UPI, cuando era la agencia más brillante, y en la España de los sesenta y setenta. Gente como Manuel Aznar, con quien compartió la dirección de EFE y al que llamaba don Manuel, y se ponía la chaqueta para despachar con él. También trabajó con otro don Manuel, Manuel Fraga, con quien ejerció de agregado de prensa en Londres, una de las ciudades amadas por Carlos, como lo eran Madrid y Washington, y ahora Soto el Real y la Fundación Jiménez Díaz, su segunda casa, según me dijo meses atrás.
A Carlos le hubiera gustado cubrir para "El País" la última campaña electoral norteamericana, pero no fue posible. La siguió sin perder ripio a través de las televisiones.
A Carlos le gustaba escribir como periodista clásico, con fuste, y le gustaba discutir con pasión, pero siempre con respeto. Compartí varios años tertulia con él y nunca tuvimos el menor problema, aun pensando distinto sobre muchos temas. Fue director in péctore de "El País" y pasó turno porque entendió que no era su oportunidad.
Carlos ha sido siempre generoso y entregado a su profesión y a su familia, a sus "Amparos" y a todos los demás. Pudo haber sido presidente de la APM, algunos socios le pidieron que sucediera a Jesús de la Serna en 1999, pero no se animó. Y luego también pudo haber sido presidente de la FAPE, pero no dio el paso.
Hemos perdido un periodista vocacional, inteligente, capaz, con instinto y con oficio. Firme en sus convicciones, que nunca ocultó, pero más a los hechos y a los datos. Sus simpatías políticas eran conocidas y evidentes, pero cuando vestía de periodista ejercía la profesión sin vacilación. Una lección que muchos deberían tener en cuenta. Siempre fue buen maestro, atento a los principiantes en los que dejó huella. Y siempre buen amigo y compañero.
Hace unos meses la directiva de la APM pidió al Gobierno la medalla de oro al Mérito en el Trabajo para Carlos Mendo; el expediente está en marcha, pero sin la celeridad de ese maldito cáncer que se ha llevado a nuestro amigo, a nuestro compañero.
Adiós, amigo, estoy seguro de que donde estés seguirás haciendo de periodista, con tus dos hijos, con millones de amigos y esperando a tus "Amparos" y a todos los que te queremos y admiramos.
Fernando González Urbaneja
Presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid
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