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El periodista Antonio Pampliega narra en ‘En la oscuridad’ sus 10 meses de secuestro en Siria

18/05/2017

10:51

Escrito por: APM

Por primera vez un periodista español narra un secuestro en Siria. Sin nadie con quien compartir la angustia de la situación, Antonio Pampliega trató en esos meses de mantener viva la esperanza escribiendo —y memorizando— un diario.

A mediados de julio de 2015,  los  periodistas españoles Antonio Pampliega, Ángel Sastre y José Manuel López  cruzaron la frontera de Turquía en dirección a Siria. Era el duodécimo viaje a la zona de Antonio Pampliega. De improviso, una furgoneta les corta el paso. Del interior salen seis hombres armados que les sacan a gritos del coche en el que viajan, según la nota promocional del libro “En la oscuridad”, en el que Pampliega narra su experiencia de un secuestro que duró 10 meses y que edita Ediciones Península.

Por primera vez un periodista español narra un secuestro en Siria. Sin nadie con quien compartir la angustia de la situación, Antonio Pampliega trató en esos meses de mantener viva la esperanza escribiendo —y memorizando— un diario, explica la nota.

Fragmento del libro
“Hace tres meses que vivo en absoluta soledad. No sé nada de nadie. Ni de mis amigos, ni de vosotros... Estoy completamente solo en este agujero. Solo veo a las personas que me tienen encerrado, y poco. Ellos lo controlan todo. Han cerrado la puerta y tirado la llave. Ellos me empujan cada día un poquito más cerca del abismo.
A lo largo de este tiempo de soledad, he perdido toda esperanza. Mejor dicho: se han encargado de robármela. Me han robado eso y otras muchas cosas: la felicidad, la alegría, la ilusión, la sonrisa... hace tanto tiempo que no sonrío. ¡Cabrones! Soy un ser pusilánime. ¿Qué han hecho conmigo? ¿Por qué me están haciendo esto a mí? Ya no aguanto más. No soporto más golpes, ni más humillaciones, ni más vejaciones, mi más sadismo, ni más amenazas de muerte, ni más insultos, ni más interrogatorios, ni más risas a mi costa. Sí, cada vez que pueden me aprietan hasta que rompo a llorar y luego les puedo escuchar riéndose de mí. Pero aún no han conseguido que llore mientras me golpean. Aún me queda un poquito de dignidad. Eso es lo único que conservo. Lo demás... me lo han quitado”.

Fuente: Ediciones Península y Antonio Pampliega.

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