Francisco Cerro
Han sido tiempos difíciles, desde que estalló esta crisis sanitaria y, a pesar de sentirme un completo afortunado, no puedo evitar que me invada la pena. Vivo desde hace más de 50 años en Boadilla del Monte y disfruto de un bonito jardín, que en los días más grises me ha permitido ver la luz y respirar aire fresco. Aún así, me han quitado lo más valioso que tenemos: la libertad.
Me refiero a la libertad cotidiana que a veces damos por sentada, como salir con mis amigos a tomar alguna cerveza y compartir hazañas, ir al spa o al gimnasio, unas actividades importantísimas para mí y para mis colegas jubilados. Somos una generación que nos hemos enfrentado a todo, pero tenemos miedo.
Es triste cuando uno llama a un amigo como Miguel Ors, con el que tuve el placer de coincidir un mes antes para recibir la Antena de Oro, y no tener respuesta al otro lado del teléfono. Este falleció a sus 91 años. Vuelves a marcar otro número y ahora es Isabela quien contesta, la mujer de Jesús Picatoste, quien me da la terrible noticia de su fallecimiento. Recientemente, un amigo mío arquitecto, Aurelio Mendoza, también nos ha dejado. Su mujer me decía entre lágrimas lo solos que estamos en estos momentos. Sin duda, no se equivoca.
Dentro de toda esta falta de libertad, también han surgido cosas bonitas. He aprendido a disfrutar de otros momentos, de rincones de lectura, charlando con amigos a través del teléfono y de las nuevas tecnologías que nos han acercado. Además, tengo más tiempo para estar con mi mujer y mi gatita de 23 años, que hasta una pandemia ha vivido la pobre y allí sigue sin preocupaciones disfrutando del despertar de cada día. También mis hijos y nietos nos visitaban a menudo para inundar de felicidad la casa, incluso los más pequeños han aprendido a querer sin abrazos y besos, eso hoy en día es una muestra de amor incalculable. Quieren proteger a sus mayores.
Desgraciadamente, vemos día tras día que los políticos no están a la altura, ni unos ni otros. Se necesita más inversión para los investigadores y para la sanidad, que están agotando sus esfuerzos para doblegar esta terrible pandemia que tanto nos ha quitado. Sin embargo, no vemos que se haga nada al respecto por parte de los gobernantes.
La sociedad está respondiendo, se ha adaptado y ha mantenido la sonrisa en estos tiempos difíciles; sin embargo, nuestros políticos siguen enemistados. Hay que ser lo mejor para todos y para uno mismo, apartando rencores pasados y llegar a acuerdos que dejen de crearnos frustraciones.
Agradezco enormemente a la Asociación de la Prensa de Madrid por acordarse de los socios de honor y permitirnos compartir con todos nuestras sensaciones.
Francisco Cerro
Periodista, académico e histórico de la televisión
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