Fundada en 1895

‘La APM, medicina sin privilegios’, por Fernando González Urbaneja

15/12/2015

13:07

Escrito por: APM

Por su interés, reproducimos una tribuna escrita por Fernando González Urbaneja, presidente de la APM de 2003 a 2011, que aparece publicada el 15 de diciembre en el periódico "ABC".
 

"'El privilegio consiste en disponer de dos opciones (excluyentes y elegibles cada año) para su atención sanitaria'.

Los comentarios que acompañan el tira y afloja de los grupos parlamentarios de la Asamblea de Madrid  a cuenta del convenio médico de la asociación profesional de los periodistas madrileños (APM) me llevan a pedir al director de ABC espacio para algunas aclaraciones. No deben los periodistas utilizar los medios para sus cosas, pero este caso me parece que merece audiencia pública, aunque solo sea para opinar con información.

Las opiniones críticas sostienen que el convenio sanitario con la APM supone un privilegio para los periodistas y que no está el horno social y político para privilegios. Ciertamente, no es momento de privilegios, y este convenio tiene algo de excepcional por cuanto se hace para los periodistas y no para los demás. Pero hay otros grupos, por ejemplo los funcionarios, que cuentan con un modelo semejante a través de MUFACE, MUGEJU, ISFAS, UPAM… El privilegio consiste en disponer de dos opciones (excluyentes y elegibles cada año)  para su atención sanitaria: el Sistema Público de Salud o el de su mutualidad o equivalente, que concierte la atención sanitaria con entidades que ofrecen el mismo catálogo. El privilegio radica en poder elegir entre dos opciones. ¿Por qué los periodistas madrileños, que no son funcionarios, tienen esa alternativa? Es una historia larga. Cuando nació la APM en el año 1895, entre su objeto social figuraba la asistencia social, especialmente la sanitaria, para sus socios. El principal promotor de la APM, Alfredo Vicenti, era médico; su primer presidente, Miguel Moya, era suegro del doctor Marañón; el segundo presidente, José Francos Rodríguez, era médico… Son indicios para que la atención médica fuera una señal de identidad de la APM. En abril de 1930 se inauguró un moderno consultorio sito en el recién estrenado edificio de la Prensa en la Plaza del Callao. Desde entonces formar parte del cuadro médico de la APM era apreciado por los médicos madrileños.

La APM ha gestionado durante más de un siglo una atención médica a sus socios y familiares eficazmente; por eso ha durado. A principios de los años setenta, cuando el sistema público sanitario empezaba a disponer de estructura, misión y recursos, concertó con la APM para que actuara como entidad sustitutiva del sistema público, financiada desde el Ministerio de Trabajo, que era entonces el responsable de la Sanidad pública, de la Seguridad Social. El convenio firmado el año 1973 se renovó año tras año, con algunas actualizaciones del baremo, una vez que ambas partes comprobaban el satisfactorio cumplimiento de los objetivos y las cifras.

En el año 2000 se materializaron las transferencias sanitarias a la Comunidad de Madrid;  en el paquete iba el convenio de la APM. La Consejería, encabezada entonces por Ignacio Echaniz, conoció el tema y nos trasladó que no figuraba entre lo urgente modificar el convenio; verificaron su funcionamiento, las cuentas, la gestión, el coste y la satisfacción  de los usuarios, remitiendo a futuras conversaciones su puesta al día. Ese momento llegó en el año 2006: la Consejería de Sanidad y el Gobierno de la Comunidad propusieron un nuevo modelo, encajado en la legislación vigente y con procedimientos de control más rigurosos, sobre todo para evitar doble uso del sistema y doble financiación.

El convenio de 2006 se firmó por cuatro años con dos prórrogas anuales; sirvió hasta 2012; y un nuevo convenio hasta 2016 con dos prórrogas anuales. Por ese convenio los socios de la APM y sus empleados y familiares eligen a final de cada año mantener su pertenencia al Sistema Público de Salud (SERMAS) o pasar a la atención del Servicio Médico de la APM. La elección debe ser explícita y formalizada en un documento de opción. En estos momentos el 70% de los socios de la APM optan por el Servicio Médico y el 30% siguen en el sistema público. No hay doble uso, ni doble financiación, el único privilegio es elegir.

La Comunidad de Madrid aprueba en sus Presupuestos anuales una cantidad destinada a  financiar el Servicio Médico de la APM, que se abona previa justificación del pago de los servicios sanitarios, con todos los datos documentados: paciente atendido, prestador del servicio, precios y justificante de pago. Ni un solo euro público se destina a algo que no sea una atención sanitaria concreta e identificada.

Desde el año 2007 la cantidad anual dedicada al Servicio Médico de la APM (que gestiona ese dinero en cuenta diferenciada de las de la propia entidad) ha sido de 8,6 millones de euros, abonados cada ejercicio (con los habituales retrasos, que producen costes financiaros) a medida que se justificaba el pago. Ni un euro público era para gastos generales, estructura o algo que no sea atención estrictamente sanitaria.

Esos 8,6 millones han permitido atender durante estos diez últimos años a un colectivo de 12.000 personas, lo cual supone una cápita de 715 euros, cifra inferior a la cápita de coste del sistema madrileño de salud para prestaciones equivalentes. Con esa financiación la APM cubre el 80% de los gastos sanitarios, el resto lo aportan los socios incorporados al Servicio mediante una cuota lineal, solidaria, y una cantidad variable por acto médico (de 6 a 45 euros), topada por arriba (700 euros por familia y año) y con una atención individual para casos de necesidad. Aun con eso la propia APM atiende con sus propios recursos cualquier déficit residual.

La enmienda socialista para acabar con el modelo, aprobada con los votos de Ciudadanos y Podemos, adolecía de un punto demagógico: cambiar ese gasto por una prestación a niños pobres, ignorando que ese gasto sanitario (o más) tendrá que ser atendido por el sistema público, ya que los pacientes no pueden quedar a la intemperie. Y también de un déficit de información (ellos mismos lo han reconocido), lo cual es poco ejemplar, ya que no conviene tomar decisiones insuficientemente informadas. Los diputados son soberanos para asignar presupuesto y a los demás toca acatarlo. Pero podemos reclamar a unos coherencia (Ciudadanos) y a otros prudencia. Durante ocho años, de 2003 a 2011, me correspondió gestionar la APM y es de justicia señalar que la presidenta Esperanza Aguirre entendió nuestro modelo sanitario, lo apoyó y nos exigió máxima eficacia y rigor.

Fernando González Urbaneja fue presidente de la APM de 2003 a 2011."

 

Leer aquí la versión impresa de la tribuna publicada en "ABC"

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