Por Bernardino M. Hernando*
“Mi único mérito está en saberme rodear de gente inteligente”. A Jesús de la Serna le gustaba repetir este mantra que era verdad pero solo en parte. Tenía muchos más méritos.
Sin desdeñar, por supuesto, el enorme valor de saber formar equipos de trabajo y dirección. Valor que tuvo y mantuvo siempre. Hasta sus menos simpatizantes hubieron de reconocérselo. Digo “menos simpatizantes” porque enemigos nunca tuvo y a esa categoría de “menos simpatizantes” pertenecían quienes trabajaban en clanes periodísticos más o menos enfrentados con aquel al que pertenecía Jesús. El periodismo español hace tiempo que vive, y ahora malvive, en banderías empresariales de bajo coturno. Ahí no cabía Jesús de la Serna y Gutiérrez-Répide, persona y periodista de raza (Ramón Gómez de la Serna, Concha Espina, Víctor de la Serna…), con aquel aire de noble montañés y aristócrata santanderino que no se dedicaba a perdonar vidas sino a vivir empatías.
Llevamos una triste racha de pérdidas (Alejandro Fernández Pombo, Manuel Martín Ferrand, ahora Jesús…) en cada uno de cuyos obituarios se ha repetido con machacona inanidad lo de “maestro de periodistas”. Los cargos, sucesos, medallas, triunfos y relumbrones de Jesús de la Serna pueden leerse en todas las notas funerarias. Aquí, en la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), su casa de tantos años, solo queremos gustar los gozos de su presencia, la exquisitez de su trato, la voluntad de compartir modestas glorias, que no triunfos ni victorias, la amistad de Pura Ramos y sus ocho hijos (no cabrían sus nombres en este breve texto urgente)… La querida e incombustible Pura, compañera del alma durante tantos años. Nadie le conocía como ella. Y nadie, como ella, lo amó desde la ternura y el realismo más periodístico.
Querido Jesús, la APM tiene que agradecerte tantas cosas que solo vamos a recordar una: cuando en 1992 ganó las elecciones tu candidatura, supiste construir un grupo que consiguió salvar la Asociación de una amenazante ruina. Era tu estilo y es nuestra gratitud. Estarás en nuestro recuerdo agradecido mientras tengamos memoria que ojalá no perdamos. Tú mereces, por lo menos, esa eternidad menuda y gloriosa del recuerdo y la amistad.
*Bernardino M. Hernando es archivero-bibliotecario de la APM y fue miembro de las juntas directivas presididas por Jesús de la Serna.
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