Por Fernando González Urbaneja*
Los periodistas tenemos un deber de gratitud con Jesús de la Serna, por su compromiso con la profesión, por su ejecutoria y por lo que dio al periodismo y, en concreto, a la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) y a la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE).
Asumió la presidencia de las dos organizaciones en momentos muy difíciles, cuando estaban agonizando. Con discreción, firmeza y eficacia, Jesús y los compañeros que le acompañaron en la Junta (José María Lorente, Justino Sinova, José María Torre Cervigón, Jorge del Corral, Rafael Rubio, Félix Pacho, Bernardino M. Hernando…) pusieron orden donde había desorden e integridad donde hubo ligereza y con buen sentido. Asumieron riesgos más allá del deber y nos salvaron de la ruina.
Jesús presidió las juntas con autoridad, ejemplaridad y respeto a todos. Son virtudes poco comunes en esta profesión y entre los que ejercen responsabilidades. Sin Jesús, la APM y la FAPE hubieran desaparecido y, por eso, le debemos gratitud.
Escribo estas líneas con emoción minutos antes de subir a un avión. Muchos periodistas van a repasar la trayectoria de Jesús con detalle y justicia. Solo pretendo dejar constancia de que su contribución a la profesión fue sobresaliente.
*Fernando González Urbaneja ha sido presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid.
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