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Ángel del Río López

Ángel del Río o la calidad del periodismo madrileño

Ángel del Río. Foto: COPE

"La primera experiencia que tuve en la radio fue yéndome al lugar del suceso. (...) Había que informar cada hora, para mí eso era desconocido".

Ángel del Río aterrizó en la COPE el 4 de septiembre de 1987, cuando un incendio en Almacenes Arias se cobró la vida de diez bomberos. Años después me confesó el vértigo que le produjo enfrentarse a la información de forma permanente y en directo.

No era novel, le precedían 17 años en el diario Ya, venía a crear una ambiciosa redacción local de Madrid. Y ya lo creo que lo hizo. Se convirtió en un experto en la información radiofónica y un maestro del periodismo local, como reflejó en el micrófono.

Su carta al alcalde no abandonaba la crítica constructiva independientemente del color de la vara de mando municipal. Su tono sereno no invitaba a la parsimonia y así se reflejaba en las tertulias especializadas que impulsó. Perseguía siempre más espacio para la información cercana, marcada por la denuncia y el servicio, sin perder el norte de la verdad y la conciencia.

Era un hombre de rutina y de horas en la redacción, reconoce Paco Ventura, compañero en la aventura de la radio. Creía en el reportero que acude al lugar de los hechos y asumía su enfoque sin alterar su libertad. Tenía olfato periodístico para la selección de noticias cada mañana.

Ángel era un trabajador nato y vivió con intensidad su profesión. Fue columnista del diario El Mundo. En esa página que titulaba "El callejón del gato", repartía estopa sin abandonar el sentido común, como recuerda Pedro Blasco. También fue articulista de La Razón durante más de una década. Y colaboró en numerosas ocasiones con Telemadrid.

Lo sabía todo de la capital. Su curiosidad era tan insaciable como su capacidad de investigación. Publicó 38 libros sobre Madrid. El último, Errores en la historia de Madrid, lo presentaba con vocación juvenil días antes de su fallecimiento: “Afortunadamente, cada día descubro una cosa nueva, y me doy cuenta de que aun siendo de aquí, habiendo ejercido mi profesión periodística en el ámbito local y siendo cronista oficial, siento que todavía me queda mucho por saber de esta ciudad”.

Ana Botella le nombró cronista oficial de la Villa. La Asociación de la Prensa de Madrid le otorgó la primera edición del Premio APM al Periodista Especializado en Madrid del Año (llamado entonces Premio Francos Rodríguez). Recibió la Antena de Oro de Radio y Televisión, el Premio Mesonero Romanos, el Marconi o el Granviario por su defensa de la Gran Vía.

Ángel del Río creía en Madrid como una ciudad viva, compatible con su Getafe del alma, de cuya localidad también detentaba el título de cronista desde 1977, y a ella dedicó crónicas, libros y pregones.

Se nos fue demasiado pronto, a los 71 años, y de forma inesperada, acompañaba a su mujer, Isi, al hospital cuando le falló el corazón. Madrid y el periodismo presentes hasta el último día, por la mañana asistía a la reunión de cronistas con el alcalde madrileño, José Luis Martínez-Almeida.

El próximo sábado, la Virgen de La Paloma será el escenario de su funeral. Muy cerca, su imagen ha quedado inmortalizada en el rostro de San Andrés, en la Iglesia del mismo nombre. Obra de su amigo José Gabriel Astudillo, presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores. El artista y político municipal recuerda con humor que en un reportaje de Telemadrid Ángel del Río afirmaba no entender cómo sin haber visto sus pies desnudos le hubiera pintado el juanete que tenía. Astudillo, su álter ego para rescatar tradiciones y romerías, como la de San Eugenio, de El Pardo o San Blas, en la calle Atocha, destaca que “era genial en sus apreciaciones. Un ser maravilloso que sabía agradar a todos los que le rodeábamos”.

Elsa González
7 de marzo de 2022

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