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El coronaví del bi

30/10/2020

14:10

Escrito por: APM

Por Ricardo Díaz-Manresa, socio de honor de la Asociación de la Prensa de Madrid.

Humor siempre, hasta en las tragedias. Y en el coronaví, por supuesto, que así le llamo yo porque entero es muy largo y, así, corto y musical. Y del bi (del bicho). Y el humor me llegó cuando lo definió alguien comparado con los cuernos: “Unos ya los tienen. Otros los tendrán. Y muchos nunca sabrán que los tuvieron”.

Y hay que tener mucha precaución y defenderse en todo momento. Y además, para llegar a viejo, añadir lo que dice José Julio Perlado, buen compañero periodista: “Estar muy activo y no caerse”. No romperse la crisma. O la cadera. O la pierna.

Y tener suerte. Me da vergüenza escribirlo, pero, como repetía la hija de Antonio Ordóñez, Carmina, hasta el momento me ha ido divinamente:

1.- En casa tengo un programa extenso que cumplo y hago e hice más cosas que nunca.
2.- Valoré y valoro más al ser humano y estoy más cerca de él.
3.- Comprendí y agradecí la labor de mucha gente a la que ignoraba, aunque su trabajo hubiese sido siempre fundamental para mi familia y para mí.
4.- Aunque lejos físicamente, estuve y estoy muy cerca de mis hijos y mi nieto, a los que veía en imágenes cada día.
5.- Encontré a mucha gente buena –y ahí sigue estando– que se ofreció a ayudarnos. Gran sorpresa inesperada. Nunca lo hubiese creído. Hasta una llamada de la Asociación preocupándose. Karmentxu Marín, la protagonista. Gracias.
6.- Aumenté y mejoré –y sigo–, más y mejor, mis relaciones con familiares y amigos.
7.- Escribí más y mejor que nunca. Y no decaigo.
8.- Incluso una exclusiva sobre el Presidente del Desgobierno, ofrecida a dos periódicos importantes y a otro digital. Acabó en Instagram, porque no tengo edad, ni tiempo ni necesidad para pedir favores. Así está el periodismo. Después quieren vender.
9.- Recé más y mejor que nunca. Y además, con un sobrino-nieto que vive una tragedia. Y continúo al pie del cañón.
10.- Aprendí muchas más cosas de cocina y de las tareas del hogar. Y todos los días avanza uno un poco más.
11.- Me impuse la disciplina light del adelgazamiento, que me sirvió pero poco. No obstante, no bajo la guardia.
12.- No me moví demasiado y lo noto en piernas y pies. Debo rectificar.
13.- Oí más música que en toda mi vida.
14.- Tuve más dinero que en los últimos tiempos. Se suspendió todo y me ahorré muchos de mis gastos (viajes, fiestas, Semana Santa, escapadas a Sevilla y Cartagena, abono de toros y renuncia a ir los hoteles de la playa).
15.- Repito: divinamente, salvo los kilos y las piernas.

Y con mucha suerte, que espero siga.

El aprovechamiento del tiempo, de otra manera, viene por la ausencia de vida social: comidas, cafés, tertulias, viajes, coloquios, conferencias...

Y ver claro que quiero hacer demasiadas cosas y no puedo. Es imposible. Pienso siempre en que hay que hacer muchas cosas, pero algunas no se pueden dejar de hacer.

¿Soy otro? ¿Mejor, peor, diferente, más humano? Estoy contento.

Ricardo Díaz-Manresa

Historias de la Pandemia

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