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Rodolfo López Barrutia

Un abrazo eterno a Rodolfo López, con el consuelo de haberlo conocido

Rodolfo López. Foto: Efe

Rodolfo López Barrutia, gran mago de la fotografía y profesor de muchos compañeros de Gráfica, se incorporó a Efe tras sus inicios en Europa Press, llegando a nuestra empresa en aquella época como jefe de Telefoto, departamento de telefotografía y transmisiones, uno de los apéndices del departamento de Gráfica.

No puedo olvidar mis inicios en el año 1977, justo unos meses después de que la Agencia dejara su sede de la Calle Ayala y comenzara su singladura en Espronceda, 32. Rodolfo, con ese flequillo que le caracterizaba, fue un maestro que jamás podré olvidar.

Una persona que en aquellos años de lo analógico y el blanco y negro despuntaba por sus altos conocimientos en fotografía, estaba al tanto de las tecnologías y modernizaba constantemente el departamento. En mi caso, que llegué con 16 años a esta Casa, fue toda una referencia a seguir, profesor y amigo, que siempre estará en mi corazón.

Recuerdo aquel mundial de fútbol de 1982, el de Naranjito, donde se fabricó en Efe un cuadro de conexiones y transmisiones para los abonados del servicio gráfico, que fue diseñado por él y los hermanos Barona, entre otros. Rodolfo tomaba un lápiz, una libreta y te diseñaba una centralita completa.

Fue, además, la persona que consiguió los contratos y acuerdos con United Press International (UPI), Associated Press (AP) y Reuters, entre otros.

Años más tarde, pasó a ser redactor jefe de Gráfica y su control y acierto hizo que todos los fotógrafos de Efe tuvieran un puntal como referencia, una persona que sabías te exigía, pero te ayudaba a superar todas las vicisitudes.

En lo personal, para mí fue un segundo padre, me apretó las clavijas constantemente, pues quería hacer de mí un gran fotógrafo, y toda mi carrera profesional se la debo a él, hizo que estuviera con la élite de la profesión, siempre comentábamos los eventos e informaciones, era riguroso y meticuloso, me mandaba tanto a unas olimpiadas como a una guerra, pero siempre sentía en sus palabras un cariño especial, el mismo que yo le he tenido siempre.

Amigo de todos, persona de gran corazón, como pocas hay hoy en día, que ha luchado muchos años con la enfermedad y que, desgraciadamente, nos ha dejado con las lágrimas en los ojos, porque cuando alguien grande se marcha nos deja un vacío y poco consuelo.

Sé que muchos jamás te olvidaremos y que esta, tu Casa, te estará eternamente agradecida. Te mandamos un abrazo eterno, con el consuelo de haberte conocido.

Ángel Díaz
Publicado originariamente en la Agencia Efe el 23 de julio de 2021