Fundada en 1895

José María Bermejo Chamizo

Chema Bermejo. Foto: AS

José María Bermejo Chamizo, Chema, falleció el pasado 25 de marzo, a los 69 años, a causa de un cáncer. Para las personas que tuvimos la enorme suerte de tenerle en nuestra vida, su ausencia es tan grande que cuesta asumirlo.

Mi padre era una persona de interesantes contrastes. Por un lado, era muy estable para las cosas importantes de la vida: vivió 61 años en la misma casa, estuvo 50 años con la misma mujer y trabajó 43 años, toda su vida laboral, en el mismo periódico, el diario deportivo "AS", aunque no le faltaron ofertas para trabajar en otros medios.

Y por otro lado, no paraba quieto. Jugó al fútbol sala en el equipo del "AS" en la liga de periodistas hasta que se lesionó cuando tenía unos 40 años, pero lejos de descansar empezó a jugar cada vez más al tenis, afición que tuvo que dejar por otra lesión a los 64 años, cuando todavía seguía ganando a chavales a los que duplicaba la edad.

En su larga etapa profesional, cubrió once Tour de Francia, quince Vueltas a España, dos Giros de Italia y prácticamente la totalidad de las carreras nacionales, además de los Mundiales de fútbol de España 82, México 86 e Italia 90 y varias concentraciones de la Selección.

Y en vacaciones, después de despedirse de sus compañeros de redacción con su famosa versión del himno del Atleti “Me voy de vacaciones”, lejos de descansar de tanto viaje, nos metía en el coche a mi madre, mi hermana y a mí y nos íbamos juntos a recorrer España de punta a punta, cada verano a un sitio distinto.

Siempre recordaré esos largos viajes en coche en verano por toda la geografía española con la música de mi padre como banda sonora. Gracias a él descubrí innumerables grupos de los 60 y 70: Led Zeppelin, Simon and Garfunkel, Eagles, Dire Straits… Una vez me dijo que para él la mejor música se había hecho entre 1965 y 1975.

Mi tío Javier, periodista de la televisión andaluza, recuerda que su hermano era habitualmente de los últimos periodistas en abandonar la sala de prensa. Y es que detallaba las crónicas de la etapa con tanta meticulosidad como esos añadidos que tanto le gustaban.

En una Vuelta a España, le dedicó uno de estos perfiles a un ciclista hasta entonces desconocido y, al día siguiente, este ganó la etapa. Su satisfacción fue, aparte del triunfo del chaval, ver cómo los compañeros de los otros medios tenían en su mesa el diario "AS" para poder sacar las anécdotas y datos del héroe de esa jornada, casi anónimo, hasta que Chema le dio protagonismo.

En una Vuelta a Asturias, en 1979, hacía más de un cuarto de hora que solo quedaba él en la sala de prensa, cuando prácticamente le estaban echando, y con todo escrito, le comentaron que había habido un positivo en la carrera. Chema Bermejo fue el primero en publicarlo, los demás medios tuvieron que rectificar su crónica.

Su trato con los ciclistas, con los directores, con los compañeros era muy cercano.

“A mí muchos compañeros de aventura me han llamado 'Chemita' durante muchos años y algunos, como Julián Redondo u Osvaldo Menéndez, siguen haciéndolo. Ser su hermano me abrió muchas puertas en el mundo del ciclismo y me facilitó muchos contactos”, resalta Javier Bermejo.

Apunta que Chema, como casi todos los periodistas de raza, hacía su trabajo con gran dedicación porque le gustaba, sin darle mayor importancia a lo que él contaba, porque lo trascendente eran lo que hacían los ciclistas y su entorno. Por eso le extrañó tanto que en la salida en Granada de una etapa de la Vuelta a España se le acercara un padre con su hijo adolescente y le dijera: “Fran, hazme una foto con Chema Bermejo, que es el periodista que más admiro”.

Victor Cordero, director de la Vuelta a España hasta 2008, comentó: “Hablé con el maestro Simón Rufo, que fue quien le llevó al diario 'AS', de 'Chemita' (para muchos de nosotros seguía siendo cordialmente Chemita) y me dio la calificación que llevaba buscando desde que supe de su ida. Una calificación de periodista no muy apreciada hoy entre tanto ruido y tanto sabelotodo: 'Amable', inquiridor amable. Y, por ello, eficaz.

Si fuera un jugador de póquer, no sabrías si lleva un repóquer de ases o una pareja de cuatros. Levantaba imperceptiblemente las cejas, sonreía, y te sacaba la información que precisaba: le entrabas a la jugada porque sabías que no había trampa ni cartón. Aquella libretilla y aquel boli los sentías como tuyos también. De su mano, tenías la sensación de escribir tú también en ella. Treinta años de ciclismo compartido, disfrutando de su bonhomía, de sus crónicas y de sus ideas, como la del maillot rojo para La Vuelta”.

A mediados de los 90, cuando el periodismo empezó a cambiar, luchó por los derechos de los periodistas desde el comité de empresa. Recuerdo cómo nos decía a la hora de comer: “Echan a periodistas veteranos y por el mismo sueldo contratan a tres becarios”. Le inquietaba el rumbo que estaba tomando la profesión y cómo la falta de profesionales con experiencia afectaba a la calidad. También le preocupaba la situación de los periodistas jóvenes, siendo consciente de que empezaban su carrera en una posición bastante más vulnerable que sus antecesores.

Él era, ante todo, un periodista íntegro, luchador contra las injusticias, siempre a favor del débil, ya que no le gustaban los abusones. Firme en sus convicciones, amante de su familia y amigos, siempre estuvo dispuesto a tender su mano para ayudar a los demás.

Mi tío Juan Carlos, redactor en la Agencia Efe, recuerda que cuando eran niños y veían en su casa películas del oeste siempre ocurría lo mismo: todos botando encima de los sillones cuando el 7.º de caballería arrasaba a los indios mientras un Chema, airado, maldecía y mascullaba: “No hay rostro pálido bueno, si no es rostro pálido muerto”. Es que Chema Bermejo fue un defensor de los indios, que nunca pudo con las injusticias.

Mi padre era muy buena persona, con un gran sentido ético y me enseñó a no poner excusas y hacerme responsable de mis acciones y sus consecuencias. Una vez me dijo: “Siempre tienes elección.” Y esa frase se me quedó grabada como una de las lecciones más valiosas que aprendí de él.


Carmen Bermejo Hernández y sus tíos Javier y Juan Carlos Bermejo
3 de abril de 2022

 

Contenido relacionado: