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Gregorio Fernández del Amo

Gregorio Fernández del Amo: cuando fuimos los mejores

Gregorio Fernández del Amo

El 28 de febrero nos dejó Gregorio Fernández del Amo, 60 años de combate periodístico cual francotirador en medio de la fría estepa. Este periodista, madrileño por los cuatro costados, entendió la profesión como un combate y no se equivocó.

No era fácil quererlo porque como buen sentimental se ponía siete disfraces o escafandras: se cubría a lo erizo con un carácter escarpado que disipaba en cuanto le dedicabas unos minutos.

Él era capaz de hacerte cuadrarte como un alevín de pelotón militar a través de bronca telefónica minutos antes de ponerse blando y decirte bajo la mesa que el compañero estaba pachucho, que lo llamases, que el trabajo no lo era todo.

Gregorio entendía a las mil maravillas que el periodismo era un contrapoder y se vestía de Ed Wood para soñar que dirigía una superproducción periodística temida por la basura política y la chusma empresarial, que siempre se merecían sus ojos clavados en la espalda.

Pasó por el "Ya", se bregó en "Diario 16", se hizo insomne en el "Mississippi" de Pepe Navarro, envió lanzagranadas desde "Interviú" y se hizo incómodo en "El Mundo" antes de lanzar su particular comuna hippie, Extraconfidencial, que dentro de dos meses cumplirá 15 años.

Hace dos años escribió que el objetivo de Extraconfidencial era “informar, formar y entretener, tres normas básicas del periodismo. Siempre con humildad y modestia. Desde este periódico no hacemos política. No nos convertimos en juez y parte. Quizás, esas sean algunas de las razones que nos han permitido mantenernos tantos años. A ustedes nuestros lectores, gracias”.

Y el año pasado utilizó una frase de Antonio Galeano para mirar con orgullo su epílogo periodístico: “Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”.

Gregorio, es cierto, lo quería cambiar para hacerlo más justo. Es evidente que entre medias se peleó contra todos ellos y contra nosotros, pero era su manera de decirnos que odiaba la pose, la tontería y la mentira que reina en el siglo XXI.

Aunque no te lo creas Gregorio, vamos a echar de menos tus llamadas a destiempo que nos hacían sobresaltarnos. Estas quejas eran parte de una vida luminosa que por desgracia se ha evaporado demasiado pronto. No te has ido y ya se te echa de menos. QDEP.

Tus compañeros / Extraconfidencial
Publicado originariamente en Extraconfidencial
4 de marzo de 2020