Pablo de Irazazábal
Pablo José de Irazazábal Nerpell nació en Valladolid en 1930. Allí cursó brillantemente el Bachillerato en el Colegio de Nuestra Señora de Lourdes. Realizó la Licenciatura de Derecho antes de ingresar en la Escuela Oficial de Periodismo, y pertenecía a la promoción 1956-59, que lleva el nombre de Raquel Sierra Rodríguez, la secretaria de la Escuela que tanto ayudó a varias generaciones de estudiantes.
Cuando Pablo ingresó en la Escuela, ya había ejercido la profesión en “La Actualidad Española”, dirigida por Antonio Fontán. En esos años no era inusual que profesionales avezados acudieran a la Escuela para obtener el carné de periodista. Allí alternábamos jóvenes principiantes con profesionales destacados, como Manuel Fernández Areal, ya director del “Diario Regional”, de Valladolid, que me anticipó en la lista final de la Promoción (él fue el 8 y yo el 9; Pablo, el 5).
Pablo Irazazábal trabajaba entonces, también, en el Boletín OFICEMA, de la Asociación de Navieros Españoles. Yo le sustituí cuando tuvo que hacer las prácticas de Alféres de la Milicia Universitaria en Lanzarote. Pablo sabía mucho de casi todo, tenía una especial predilección por la información internacional, y leía diariamente a Walter Lippman. Fundó la Revista “Gran Vía”, formó parte de la primera redacción de SP, creó y dirigió “Momento”. En el diario “El Alcázar” fue jefe de Sección y, por espacio de dos años, director. En Barcelona estuvo seis años, primero de subdirector y después como director del semanario “Mundo”.
Ingresó en Televisión Española en 1970, de la mano de Luis Ángel de la Viuda. En sus 24 años de permanencia en TVE, hasta su jubilación, fue jefe de Internacional, de Documentación, director de Informativos... Juntos participamos en la creación del Teletexto, dirigido por Max Alonso.
En 1963, tradujo el libro de Allbert A. Sutton “Concepción y Confección de un periódico”, ediciones Rialp, texto técnico de cabecera en estudios de Periodismo. En su libro “Los ocho espíritus de la cumbre” plasmó el conglomerado de los países árabes, en Oriente Medio, y el enfrentamiento con Israel. Profesor en las universidades de Navarra (1963-1970), Barcelona y Complutense de Madrid, impartió también sus amplios conocimientos en el máster de “ABC”.
Fue un profesional serio y riguroso. Seguro de sí mismo, no le importaba esperar a la última hora. No le gustaban las prisas. Se casó con una guapa compañera de Promoción, María Teresa García de Torices, tuvo cuatro hijas y ocho nietos. Murió en paz y sin sufrir en Plasencia, donde su mujer regenta una explotación ganadera. Hombre de profundas convicciones religiosas, estará siguiendo las noticias del mundo desde el Cielo, con la ventaja de que allí la hora del cierre es la eternidad.
Alberto Delgado
27 de febrero de 2020