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Reporteros Sin Fronteras constata una erosión generalizada de las condiciones para ejercer el periodismo en el mundo

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Momento de la presentación del informe de 2017 de RSF. Foto: F. Magallón / RSF

02/02/2018

12:52

Escrito por: APM

Según su informe de 2017, 54 periodistas fueron asesinados, 336 encarcelados y 54 secuestrados el año pasado.

Con un emocionado recuerdo a Malén Aznárez, presidenta de Reporteros Sin Fronteras (RSF) durante los últimos seis años hasta su fallecimiento, el pasado mes de julio, la conductora del programa “Hoy por Hoy” de la Cadena SER, Pepa Bueno, comenzó a su discurso en la presentación del Informe Anual 2017 de RSF España, según informa RSF en una nota de prensa. En esta ocasión, contó con la participación de Mehmet Siginir, editor turco exiliado en España, así como con la de Siscu Baiges, periodista y profesor asociado de periodismo en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). Invitando a ambos al acto, RSF España ha querido homenajear a los periodistas que, en 2017, “se han sentido solos” en el ejercicio de su labor, como explicó Pepa Bueno.

Evocando los versos del poeta Ángel González “Lo que queda -tan poco ya- sería suficiente si durase”, la periodista quiso ilustrar la realidad que se esconde tras la primera buena impresión de las cifras registradas por RSF en 2017: 54 periodistas asesinados, 336 encarcelados y 54 secuestrados; unos datos globalmente mejores que los de 2016. Esta realidad no es la de un mayor respeto a la actividad de la prensa, sino, más bien al contrario, un desgaste paulatino de las condiciones para ejercer el periodismo, lo cual lleva al abandono de la profesión en muchos lugares del mundo, como prosigue la nota de RSF.

“Cada dato favorable contenido en el informe es compensado por una realidad negativa que subyace bajo él. El aumento de las suscripciones a la prensa en Estados Unidos se debe a un presidente que odia a la prensa y que Gobierna a base de tuits enloquecidos, en parte contra ella. La mejora en las cifras de asesinatos obedece a un descenso en las coberturas de la prensa extranjera y local. Con cada alegría, un dolor”, explicó Pepa Bueno.

El presidente de Reporteros Sin Fronteras España, Alfonso Armada, resumió las grandes líneas del Informe Anual de RSF, que calificó de “herramienta al servicio de la verdad” y dedicó a aquellos periodistas que arriesgan su integridad en el ejercicio de su trabajo una frase de la pensadora alemana Hannah Arendt: “El hombre que dice la verdad pone su vida en peligro”.

Armada confirmó que, desde el año 2012, el número de periodistas asesinados desciende de forma continuada, en una tendencia que RSF achaca principalmente al paulatino abandono de las zonas en conflicto más peligrosas (Siria, Libia, Yemen…), si bien recordó que, en los últimos 15 años, han muerto violentamente mil periodistas en todo el mundo. Además, hizo hincapié en otra de las novedades de 2017: las mujeres periodistas asesinadas duplican a las de 2016. Diez mujeres informadoras fueron asesinadas el año pasado, frente a las cinco del año anterior. Todas realizaban periodismo de investigación, como la maltesa Daphne Caruana, que seguía el rastro de la implicación del Gobierno de Joseph Muscat en los papeles de Panamá y fue asesinada con una bomba adosada a su coche, o la india Gauri Lankesh, que investigaba movimientos extremistas violentos, o como Miroslava Breach, que trabajaba sobre las redes del narco en México.

Asia, el continente más letal y represor
Según apuntan en la nota de RSF, el continente asiático ha sido el más mortífero para los informadores, en 2017. Entre periodistas, “periodistas ciudadanos” y colaboradores de medios, han sido asesinados más de una veintena informadores. Los atentados talibanes y del Estado Islámico (ISIS) continúan sacudiendo Afganistán, mientras que la impunidad y virulencia de los crímenes (sobre todo asesinatos) en India y Filipinas hacen cada vez más imperiosa la necesidad de nuevas medidas de protección para la prensa.  La muerte del Premio Nobel de la Paz 2010, Liu Xiaobo, las dificultades -reiteradamente denunciadas por RSF- para informar sobre el éxodo y limpieza étnica que diezma a la comunidad rohingya, las condenas a muerte que el régimen de Corea del Norte impone a periodistas, la guerra sin cuartel que libra el régimen vietnamita contra sus blogueros, o los asesinatos de periodistas que año tras año se producen en países como la India, Filipinas o Afganistán, han marcado la realidad de la libertad de prensa en el continente asiático. “China se mantiene como la mayor cárcel del mundo de periodistas” dijo el presidente de RSF España.

Europa, merced de nacionalismos y leyes represivas
Hace ya unos años que RSF viene advirtiendo contra el paulatino deterioro de la libertad para informar en las democracias europeas. Legitimar el espionaje de las comunicaciones de los periodistas lleva tiempo siendo un objetivo del poder en Europa. Reino Unido, Alemania y Francia han encabezado en 2017 una ofensiva legislativa con gravísimas consecuencias para el periodismo. Estos países han estudiado medidas que van desde los intentos británicos de criminalizar la mera consulta de contenidos extremistas, o convertir legalmente a los informantes en “espías” –con las consecuencias penales que ello conlleva–, a obligar al bloqueo inmediato de contenidos en las redes sociales, como contempla la “Ley de Facebook” alemana. “Lo peor de todo esto es que no parece preocuparnos demasiado, pareciera incluso que estamos dispuestos a ser espiados”, dijo Alfonso Armada.

Rusia sigue siendo un país mortífero: Nikolai Andrushchenko y Dmitry Popkov han sido asesinados con el mismo halo de misterio que envuelve todos los crímenes contra periodistas en este país. Además, de los asesinatos en su territorio, Rusia sigue destacando de forma preocupante por su participación en la propagación de “fake news”, usando las ya famosas “granjas de noticias falsas” implantadas en la ex República Soviética de Macedonia.

Las graves intromisiones del Gobierno que llevan años produciéndose en la prensa polaca son solo un síntoma de que el auge de los nacionalismos en Europa afecta a la propiedad de los medios y a la presión que se ejerce sobre ellos, como ilustra también el caso de Hungría. “Después de liberarse del yugo del telón de acero, es dramático constatar que algunos países restringen la separación de poderes y la libertad de información”, lamentó Armada.

En Turquía, el régimen de Recep Tayyip Erdogan no retrocede en su órdago para eliminar del mapa cualquier rastro de periodismo independiente. Los procesos judiciales contra periodistas se han alargado todo el año, mientras las autoridades judiciales abusan de la prisión provisional para tener entre rejas a decenas de informadores. En la actualidad, Turquía es, junto con China, la mayor cárcel de periodistas del mundo y, en términos relativos a la población, sigue ocupando el primer puesto.

La detención de periodistas de origen turco en España (Hamza Yalçin y Dogan Akhanli), uzbekos en Ucrania, o azerbaiyanos en Turquía ha confirmado la imperante necesidad de que Interpol revise sus procedimientos y controle mejor sus sistema de alertas, para dejar de servir, sin los filtros adecuados, a regímenes totalitarios.

Mehmet Siginir: el lápiz que honra a Turquía
Así lo pidió Mehmet Siginir, editor turco exiliado en España, después de que el régimen de Erdogan expropiase la editorial para la que trabajaba y fuese despedido de la misma, antes del golpe de Estado, por su filiación gulenista. Siginir, que ha podido exiliarse en España por estar casado con una española, confirmó el total exterminio de los medios críticos con el Gobierno en Turquía. “No queda en mi país ni una sola cadena de televisión, ni una sola emisora de radio y ni un periódico que se oponga abiertamente al régimen de Erdogan”, aseguró. “No hay prensa libre en Turquía. Solo nos quedan las redes sociales”, añadió.

Según cifras aportadas por Mehmet Siginir, 150 periodistas están encarcelados en Turquía, pero también amas de casa, jueces, policías, profesores o estudiantes. “Se calcula que 115.000 personas están en prisión injustamente”, dijo.

En cuanto a la detención de sus dos compatriotas de origen turco en España, el pasado verano (Hamza Yalçin y Dogan Akhanli), Siginir quiso hacer un llamamiento a las autoridades españolas, pero también a la población civil para que tomen conciencia del grado de opresión que impone Erdogan: “Creo que el Gobierno y la policía españoles, así como la población en general, no saben el nivel de represión y sufrimiento que está encajando el pueblo turco”, señaló. Mehmet Siginir trata de rehacer su vida en España como puede y de superar los traumas que marcaron su huida del país, tras el golpe de Erdogan: “Tengo un hijo enterrado en Turquía y a un hermano en la cárcel. Intento sobrevivir, ayudándome de un lápiz o de una pluma para honrar a mi tierra y para aliviar mi conciencia”, dijo visiblemente emocionado.

Oriente Medio: autocensura y abandono de la profesión
No lejos de Turquía, la violencia extrema de las guerras en Siria, Irak, Yemen y Libia sigue arrojando un balance desolador para la libertad de prensa en la región. En 2017, las guerras en la región se cobraron la vida de al menos 22 informadores, del total de 54 que se registraron en todo el mundo: 12 en siria, ocho en Irak y dos en Yemen. Estos países, además, siguen siendo auténticos agujeros negros de la información, en los que reina la impunidad. No obstante, la cifra de muertos es inferior a la registrada en años pasados. Destaca el caso de Libia, donde por primera vez desde que comenzó la guerra no se han registrado muertes. Los motivos, sin embargo, no son nada positivos, como ya se ha comentado, ya que muchos periodistas de estos países han optado por abandonar su oficio y ejercer otra profesión menos peligrosa.

En cuanto a los países del Golfo, 2017 se caracterizó por la ofensiva de Arabia Saudí, Bahréin, Egipto y Emiratos Árabes Unidos contra la cadena de noticias Al Jazeera, que se convirtió en uno de los principales daños colaterales del bloqueo a Catar impulsado por Riad. Los países de la región pidieron al emirato catarí el cierre definitivo de la cadena como uno de los 13 requisitos indispensables para levantar las sanciones. Mientras, en el Magreb, destaca el caso de Marruecos, la ola de protestas en el Rif ha concentrado gravísimos ataques a la libertad de información y se ha transformado en otro tabú informativo, junto a la monarquía, el Islam y el Sáhara Occidental. A finales de año, ocho informadores estaban en prisión por haber cubierto las protestas rifeñas.

América: la regresión de Trump y el drama de México
México vuelve a ser el país más mortífero para los medios de comunicación en América, pese a que la nación no está en guerra, aunque las mafias y los cárteles que conviven con los poderes políticos y gubernamentales han creado un clima de violencia extrema. En 2017, 11 periodistas mexicanos fueron asesinados. Solo Siria supera esta trágica cifra y por una sola víctima mortal. Desde que Enrique Peña Nieto llegó al poder, el 1 de diciembre de 2012, al menos 27 periodistas han sido asesinados debido a su labor informativa.

En Estados Unidos, la llegada de Donald Trump al poder ha confirmado los peores augurios sobre su inquina contra una prensa libre. Los ataques constantes de Trump a los medios de comunicación por difundir supuestas noticias falsas y el constante uso que su Administración hace del término “hechos alternativos” han instalado en Estados Unidos un clima hostil contra el periodismo propio de regímenes totalitarios, del que otros “depredadores” de la libertad de prensa mundial toman buena nota, lo cual resulta extremadamente preocupante. “Es inconcebible que, desde la Casa Blanca, se aliente la teoría de que los hechos son interpretables”, denunció Alfonso Armada.

No es de extrañar que hayan aumentado las detenciones de periodistas: según datos recabados por US Press Freedom Tracker, en 2017, 19 periodistas fueron arrestados mientras realizaban su trabajo y al menos diez se enfrentaron a procesos judiciales.

Periodismo menguante en África
Aunque el número de asesinatos ha bajado de los 13 registrados en 2015 a cinco, el año pasado, esta cifra no constituye, paradójicamente, una buena noticia, porque no es sino la confirmación de una tendencia que parece imparable en los últimos años: la disminución de las coberturas, la continua desaparición de medios y el abandono del periodismo, o la huida o el exilio forzado de periodistas amenazados. No existe una estadística al respecto, pero es muy posible que África sea el continente en el que más medios de comunicación han cerrado en los últimos tres años, o bien arruinados o bien obligados por la extorsión y la persecución de autoridades que no aprecian las informaciones críticas, o simplemente independientes, que traten asuntos que preferirían que se mantuvieran ocultos, y que se atrevan a dar espacio a la oposición. África ostenta el dudoso honor de ser el continente con mayor número de depredadores (10) de la información del mundo: Los presidentes de siete países, más dos ex presidentes y el grupo islamista somalí Al-Shabaab. Todos figuran desde hace años en la lista de depredadores de la libertad de información que elabora RSF.

España: la prensa, víctima colateral del conflicto en Cataluña
Si el conflicto que ha enfrentado durante los últimos años a las fuerzas independentistas catalanas con el Gobierno central ha ido pasando una lenta, pero constante factura al periodismo en Cataluña, los últimos tres meses de 2017 figuran ya entre los más negros de la Historia democrática de esta comunidad, en lo que a la libertad de prensa se refiere. La escalada de tensión vivida desde la proclamación de las llamadas “leyes de desconexión” en el Parlament, los días 6 y 7 de septiembre, hasta la Declaración Unilateral de Independencia, el 27 de octubre y la posterior detención de todo el Govern (con la excepción del cesado president Carles Puigdemont y de los ex consellers que permanecen huidos en Bélgica) ha situado a los profesionales de los medios catalanes y enviados a Cataluña ante situaciones tan problemáticas, como intolerables, según la nota de prensa de RSF.

Ya tras los atentados yihadistas del 17 de agosto en Barcelona y Cambrils, Rerpoteros Sin Fronteras tuvo que lamentar el linchamiento en las redes del director de El Periódico, Enric Hernàndez, por una información del diario en la que se afirmaba que la CIA había alertado a los Mossos de un posible ataque.

El fenómeno del “ciberacoso” en el conflicto catalán no es nuevo: RSF publicó, el pasado 28 de septiembre, un detallado informe sobre las presiones que han sufrido, durante los últimos años, los periodistas de medios no alineados editorialmente con el “procés”. A este clima de presiones previo a los acontecimientos de septiembre y octubre, se han sumado graves ataques a la libertad de información posteriormente, como las agresiones a periodistas y reporteros gráficos durante la cobertura del referéndum ilegal de independencia del 1 de octubre o la intimidación que supuso el registro del diario El Vallenc, así como la entrega de citaciones judiciales por parte de la policía a los medios Nació Digital, El Nacional.cat, Vilaweb, Racó Català, Llibertat.cat y El Punt Avui.

Lamentablemente, los amedrentamientos a periodistas no solo se han traducido en agresiones físicas, sino en hostigamientos sobre el terreno, que han dificultado extraordinariamente la labor de la prensa. Periodistas de todas las cadenas de televisión españolas han sido abucheados e interrumpidos en sus directos al grito de “prensa española, manipuladora”, reporteros de televisiones y emisoras catalanas de radio han sido amenazados también en sus conexiones por ultras españolistas, llegando a causar graves desperfectos en las instalaciones de Catalunya Ràdio. Hace tan solo unos días, la asociación juvenil “Arran”, vinculada a la CUP, causaba desperfectos y dejaba pintadas en la sede del diario digital Crónica Global, reivindicando posteriormente el ataque, un hecho que RSF considera especialmente grave.

RSF constata con preocupación la dificultad de ejercer con la mayor libertad posible la profesión periodística en Cataluña, sea cual sea la línea editorial del medio. “El sector independentista parece estar más organizado, pero ahora mimso todos reciben. Nos estamos acostumbrando con demasiada facilidad a convivir con los famosos delitos de odio”, afirmó Siscu Baiges, periodista catalán de larga trayectoria, que participó en el informe sobre Cataluña publicado por RSF el pasado mes de septiembre. “Es muy complicado escapar de la dinámica maniquea de los dos bandos y, cuando tratas de hacerlo, eres reprobado también por ser equidistante, una palabra que se ha transformado en insulto”, añadió.

El periodista explicó que las subvenciones directas a los medios de comunicación privados están en el origen de comportamientos de la prensa distorsionados y que siempre ha sido complejo discrepar abiertamente con el poder en Cataluña, desde tiempos del pujolismo, una tendencia que se ha exacerbado con el auge del independentismo en los último años. “Ya en tiempos del famoso ‘oasis catalán’, si te metías con Pujol eras marginado, pero como no había Twitter, te llamaban a casa y te insultaban por teléfono”, ironizó.

Baiges arremetió con dureza contras la televisión y la radio públicas catalanas, a las que tildó de “medios de propaganda”, en igualdad de condiciones con los medios públicos estatales. “La gran diferencia es que RTVE cuenta con un órgano de vigilancia profesional independiente que fiscaliza y denuncia constantemente la manipulación, como es el Consejo de Informativos, mientras que en Cataluña este contrapoder no existe”, aseguró.

“La mayor soledad en Cataluña es la que experimentan los periodistas que no comulgan con la línea editorial de los medios públicos y que trabajan en ellos, porque no solo ejercen en el mismo clima complejo que sus compañeros, sino que lo hacen sin el respaldo de su medio y con miedo a expresarse”, señaló. Consultado sobre un posible aumento de la autocensura, Baiges afirmó: “No sé si hay más autocensura como tal, pero sí una cierta actitud de callar para no meterse en follones y callar tanto no es bueno”.

Apoyo expreso a Telecinco
El presidente de Reporteros Sin Fronteras España, Alfonso Armada, aprovechó el espacio dedicado a la situación catalana para brindar oficialmente todo el apoyo de RSF a Fernando Hernández, el cámara de Tele5 que grabó en el móvil del ex conseller Toni Comín los mensajes del presidente cesado de la Generalitat, Carles Puigdemont. Comín ha anunciado una querella contra el reportero. “Reporteros Sin Fronteras quiere manifestar su absoluto respaldo no sólo a Fernando Hernández, sino a Tele5, porque el interés informativo de la gran exclusiva que han logrado prevalece sobre cualquier otra consideración. Así no solo coinciden en manifestarlo los expertos en la materia, sino la propia doctrina del Tribunal Constitucional”, sentenció, según concluye la nota de prensa de RSF.

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