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Convencer del valor del periodismo honesto: un medio se debe a la verdad, ni siquiera a sus lectores

17/03/2015

17:50

Escrito por: APM

En un tuitdebate organizado por la Asociación de la Prensa de Madrid, responsables de medios de comunicación evaluaron las presiones a las que se enfrentan a la hora de informar; entre ellas, una nueva: el control editorial de los lectores-socios.Estadísticas de Tweet-tag.com del tuitdebate sobre nuevos medios e independencia editorial

“Nuestro mayor reto es convencer a los socios-lectores de que no siempre el medio refleja sus puntos de vista”, aseguró Jesús Maraña (@jesusmarana), director editorial de InfoLibre, durante el tuitdebate “Nuevos medios: menos control político y empresarial frente a otras formas de presión”, organizado por la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) el 17 de marzo. “Hay que convencer a la gente de la diferencia entre datos y opiniones y del valor de un periodismo honesto”, añadió Maraña. “Un medio se debe a la verdad, ni siquiera a sus lectores”, remató Alberto Pérez Giménez (@albertopgimenez), subdirector de El Confidencial.

 

Los responsables de los nuevos medios de comunicación coincidieron en reconocer a los lectores-socios como una nueva forma de presión editorial. En opinión de Maraña, debe firmarse un “pacto de confianza” entre socios-lectores y periodistas. “Mucha gente tiende a identificar independencia con neutralidad o equidistancia. Conviene aclarar que no es así”, recordó el director editorial de InfoLibre.

José Cervera (@Retiario), defensor de la comunidad de Eldiario.es, advirtió que con los lectores-socios existe un “condicionamiento” que “no se suele tener en cuenta y, a veces, es muy fuerte”. En ocasiones, la presión “la tenemos dentro. Fuera, por supuesto, las habituales: gestores, publicidad, inversores”.

“Muchos buscan medios que les digan lo que quieren escuchar, cuando deberían pagarnos por todo lo contrario”, argumentó Pedro de Alzaga (@palzaga), socio fundador de Contexto y Cuarto Poder. Para Magda Bandera (@magdabandera), coordinadora editorial de La Marea, la clave reside en “qué papel juegan los lectores y no apelar solo a su bolsillo”.

Los lastres de la prensa tradicional
Preguntados por si los nuevos medios de comunicación pueden ser más independientes que los tradicionales, Maraña contestó afirmativamente porque “nacen sin endeudamientos. Que lo sigan siendo depende de más factores”. “En la medida en que no nacen con la macroestructura de un medio en papel”, explicó Pérez Giménez, “tienen menos hipotecas estructurales”. Para que un medio de comunicación sea independiente, tiene que ser rentable o “llegarán las hipotecas económicas e ideológicas”, adujo.

En palabras de Agustín Valladolid (@Agustin2666), director de Zoom News, los nuevos medios “no tienen los lastres de la prensa tradicional, condicionada por gastos elevadísimos que desplazan el talento”. La dificultad mayor de los proyectos incipientes es “lograr el equilibrio económico en un plazo razonable y, a partir de ahí, ir creciendo sin ataduras”.

En ese sentido, Carles A. Foguet (@hooligags), director de comunicación de Jot Down, estimó que, “antes que ser independientes (o cualquier otra cosa), tuvimos que plantearnos cómo ser viables. La independencia no valdrá para nada una vez hayas cerrado tu proyecto”. La independencia editorial no debería depender de cuando nació un medio de comunicación, recapituló Foguet, sino de la “voluntad” de sus trabajadores: “Algunos nuevos no lo son, y otros viejos sí lo fueron”.

Pero, según De Alzaga, “alguien dijo que el medio más independiente es el que mejor maneja sus dependencias. Y las de los nuevos medios son, aún, más manejables”. “Pueden serlo –aclaró Bandera– si, desde el principio, blindan sus redacciones ante presiones externas”. Para la coordinadora editorial de La Marea, los problemas económicos propios de medios emergentes pueden “amenazar la sostenibilidad, pero jamás la independencia”.

Autocensura, el mayor drama de la profesión
En esta octava edición de #Tuitsyperiodigno, serie de debates en Twitter de la APM sobre la profesión periodística, Pérez Giménez arguyó que, con la desaparición de los antiguos editores y el cambio de papel de los directores, más cercanos a la empresa que a la redacción, los medios se hicieron más permeables a las presiones externas: “Murieron los editores de verdad; luego, los directores, y cayeron los diques que frenaban la injerencia”. “Lo mejor es que no haya línea editorial ni anunciantes ‘nodrizas’. Y si aún hay autorregulación, entonces no eres periodista”, aseveró el subdirector de El Confidencial.

“Es el mayor drama de la profesión: que no haga falta ni presionar. Que la autocensura forme parte de la ‘cultura’ editorial”, acertó a decir De Alzaga.

Y Maraña concluyó: “Derrotar la autocensura es labor de equipo y de la dirección: cada periodista tiene que sentirse arropado y apoyado. Recibir presiones es lo habitual, rechazarlas debe ser la norma”.

 

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